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Por otra parte añadió el ex-regente me alegro de que don Fermín coma con nosotros, porque de este modo se le quitará a mi mujer la idea empecatada de ir a reconciliar esta tarde.... Quiero que se acostumbre a ver a su nuevo confesor de cerca, para que se convenza de que es un hombre como los demás.... Eso es... y salvo el respeto debido... a ver si ustedes me lo emborrachan....

Pero se me trababa la lengua cuando quería decir algo, y me entraban sudores... Me acostumbré a no hablar a usted más que de si me dolía o no la cabeza, de que se me había caído un botón, de si llovía o estaba seco y otras tonterías así... Oiga usted ahora, que después de callar tanto me parece que reviento si no le cuento a usted todo. La conocí hace tres meses.

Acostumbre usted al niño a que lea los diarios y a que guarde recortes de los artículos que le interesen. A los veinte años sabrá más que toda su generación. Pero ya ve usted, doctor Trevexo, que el general no debe ser de su opinión; pocos hombres tienen más libros y papeles que él; un día que tuve el alto honor de verlo en su casa, salí pasmado de la copiosidad de su biblioteca.

Mi hijo Alfonso está conmigo; el miércoles 10 del mes corriente llegó aquí, acompañado de su esposa, su madre política y su encantadora pequeñuela, rebosando todos salud y alegría. ¡Gracias mil sean dadas a Dios! Alfonso está, sin embargo, muy flaco, y esto me mortifica, pero es preciso que me acostumbre a ello.

Quien desea pensar bien, es preciso que se acostumbre á estar mucho sobre , recordando continuamente esta importantísima verdad; es necesario que se habitúe á concentrarse, á preguntarse con mucha frecuencia: «¿tienes el ánimo bastante tranquilo? ¿no estás agitado por alguna pasion que te presenta las cosas diferentes de lo que son en ? ¿estás poseido de algun afecto secreto que sin sacudir con violencia tu corazon le domina suavemente, por medio de una fascinacion que no adviertes?

Me acostumbré inmediatamente á su presencia; necesité verlo en mi casa; me pareció que mi vida tomaba junto á él una serenidad, una alegría profunda y discreta que nunca había sospechado. no sabes lo que es eso, Miguel; no podrías comprenderlo por más que yo te lo explicase... Te juro que fué la mejor época de mi vida. No hay amor como ese.

Es necesario se decía, que me resigne a verlos con ojos impasibles, y que me acostumbre a la idea de verlos luego unidos por lazos más estrechos aún. Nunca me habituaré a este sufrimiento, si lo huyo siempre. Dejó su libro; se creía fuerte y dueño de sus sensaciones, en tanto que fijaba sobre los novios ojos de loco.

La Iglesia, que teme la irreligiosidad de la salud, ocupa, como usted dice, todas las avenidas de la vida, para que el hombre no se acostumbre a existir sin ella, llamándola únicamente a la hora de la muerte. Los muertos le producen mucho dinero, son su mejor finca; pero quiere igualmente reinar sobre los vivos. Nada se escapa a su despotismo y su espionaje.

Después juntó las manos y me dijo en voz baja y suplicante: »Dame tiempo, Roberto; he presumido demasiado de mis fuerzas; es necesario que me acostumbre a esta idea. »Pero me sentía tan embargado por mi reciente dicha, por una alegría tan loca, que creía poder obligarla por fuerza a ser ella también dichosa.

Ya me acostumbré a verte por aquí.... Oye: ¡se me olvidaba! ¿Quieres tomar chocolate? ¡Con franqueza!... Si quieres... llamaré a María para que te haga el chocolatito. ¿No? Pues te la pierdes. Ven a visitarme, aunque sea de cuando en cuando, y un ratito, para que no digan las tías que te alejo de allá.