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Cuando lo conseguimos, no encontramos nada capaz de satisfacer nuestra curiosidad. Parece mentira que las cosas humanas marchen de una manera tan monótona, que haya tan pocos choques de ferrocarriles, dada la extensión de líneas férreas y tan raros crímenes horribles, dadas las condiciones de nuestra amable especie. He ahí, por fin, el famoso puerto de Nueva York.

Ordenes precisas habían sido dadas contra él. «¡En cuanto á sus cómplices!...» Freya figuraba indudablemente entre estos cómplices, por haberse atrevido á defender á Ferragut recordando la muerte trágica de su hijo, por no haber hecho coro con los que deseaban su exterminio.

Los legisladores de esta sociedad y de otras semejantes temían sin duda que las mujeres fuesen más dadas á la trampa que los hombres. Ella, la duquesa de Delille, no podía ser igual al marinero griego que tallaba todas las noches con una suerte inverosímil, haciendo incurrir al público en sospechas y malos pensamientos.

Su legislación penal consiste en los castigos corporales y las multas, si bien, dadas las costumbres del país, la justicia se la toma por su mano cada ofendido; así, por ejemplo, el que sorprende en delito de adulterio á su mujer, es árbitro de cortarla una oreja y raparla la cabeza, degradándola á ser esclava de sus concubinas; al seductor cogido infraganti puede quitarle la vida; pero en cambio si éste se pone bajo el amparo del mandarín, paga su delito sólo con la cantidad de ocho pesos, precio bien miserable que sin embargo no le exime de purgar su falta ante el ofendido, pues siendo por principio sagrada entre ellos la venganza, y considerado cobarde el que no lava en sangre sus afrentas, queda aquél á merced de éste, que en la primera ocasión se le presenta cris en mano para cobrar su deuda.

Las pasiones han sido dadas al hombre como medios para despertarle y ponerle en movimiento, como instrumentos para servirle en sus acciones; mas no como directoras de su espíritu, no como guias de su conducta. Se dice á veces que el corazon no engaña; ¡lamentable error! ¿qué es nuestra vida sino un tejido de ilusiones con que el corazón nos engaña?

A Dios sean dadas... contestó el jesuita afablemente . Vamos, no afligirse, mi señora Doña Lucía... al contrario. Estamos de enhorabuena. No... no, si es de gozo contestó la enfermera. Y como la sotana negra y el alto talle fajado se alejasen, hizo suavemente: ce, ce. El jesuita se volvió. Yo también, Padre Arrigoitia, me quiero confesar, pronto, pronto.

"No, señor, dije yo, que aún no eran dadas las ocho, cuando con vuestra merced encontré." "Pues, aunque de mañana, yo había almorzado y, cuando ansí como algo, hagóte saber que hasta la noche me estoy ansí. Por eso, pásate como pudieres, que después cenaremos."

No todas las cosas se han de mirar de la misma manera, sino del modo que cada una de ellas se ve mejor. Al hombre le han sido dadas muchas facultades. Ninguna es inútil. Ninguna es intrínsecamente mala. La esterilidad ó la malicia les vienen de nosotros que las empleamos mal.

Por asnos os envié yo, majadero, que no por regidores; pero volved y traeldos acá, por o por no, que quiero que se hallen presentes al pronunciar desta sentencia, que ha de ser, sin embargo, y no ha de quedar por falta de asnos; que, gracias sean dadas al cielo, hartos hay en este lugar, No le tendrá vuesa merced, señor alcalde, en el cielo replicó el mozo si pasa adelante con esa reguridad.

Ni puedo ni quiero adelantarme a interpretar su voluntad, que acaso se modifique dadas las circunstancias. »El desdichado ignora la gravedad de su situación; supone que se curará por completo; cree que verá pronto, y a quien más desea ver es a su Felisa.