United States or Cabo Verde ? Vote for the TOP Country of the Week !


De la desvergonzada Zaluka, de la sagaz Cleopatra, cualquiera triunfa, porque el hombre se deleita tanto en humillar la soberbia como en poseer la belleza, pero ¿quién es capaz de permanecer insensible ante la enamorada humilde y suplicante? Ignoro cuánto tiempo tendré que estar en Madrid o en París dijo don Juan . No dónde iré...; en fin, no me voy del mundo.

Una noche, en que Jacobo la había maltratado, después de una de sus violentas y frecuentes querellas, la vi arrodillarse así delante del sillón en que su amante estaba recostado. En aquel momento me parecía verla con los codos en los brazos del sillón y la mejilla apoyada en las manos cruzadas, dirigiendo á Jacobo una sonrisa tierna y suplicante.

Cuando me acerqué a ella para saludarla, me dio la mano con una mirada de tan suplicante dulzura y con una sonrisa tan triste, que todos mis malos sentimientos vacilaron. ¡Qué poder hubiera podido ejercer sobre si hubiera sido tal como yo la imaginaba, si me hubiera amado y las circunstancias nos hubieran unido a tiempo!

Y los pobres huertanos seguían el movimiento de la antorcha encendida en la proa del bote, que arrojaba sobre las aguas una gran mancha sangrienta; contemplaban con adoración a Rafael, encorvado en la popa para sujetar bien el timón. De la obscuridad partían ruegos y proposiciones en voz suplicante. Eran fieles entusiastas que querían acompañar al quefe; ahogarse con él si era preciso.

Pues tampoco a Maxi le quiero ver... No sabe usted lo mal que me sienta verle y hablar con él... Me trastorna. No les deje usted pasar. Que se vayan a los infiernos. ¡Estoy tan tranquila aquí solita con mi hijo, y los amigos que me protegen...! ¡Que no venga, por Dios! ¿Usted me promete que no vendrán? Lo pedía con terror suplicante.

Mario se le puso delante con las manos cruzadas en actitud suplicante. Por lo que más quiera usted en este mundo, amigo García, le ruego que vayamos ahora mismo. ¡Pero si no hay tren, Sr. Costa! No importa, iremos en coche. Vaciló el delegado algunos instantes, puso varios reparos, pero al fin, vencido de las súplicas del desgraciado padre, se decidió a ir.

Una ligera palidez decoloró sus pupilas. Su pecho se dilató y su respiración se hizo penosa, mientras volvía a su cuarto. Pero aquella emoción parecía más bien signo de una fuerte voluntad que un acceso de temor. Dirigió una mirada suplicante al cielo y se sentó junto a la mesa. Allí tomó su labor y esperó con indiferencia afectada la llegada de Mathys.

Después juntó las manos y me dijo en voz baja y suplicante: »Dame tiempo, Roberto; he presumido demasiado de mis fuerzas; es necesario que me acostumbre a esta idea. »Pero me sentía tan embargado por mi reciente dicha, por una alegría tan loca, que creía poder obligarla por fuerza a ser ella también dichosa.

Ojeda hizo un gesto de cansancio: prefería quedarse en su camarote. Pero Mina le miró suplicante. «Novio mío... ven». Ella había de asistir para cuidar de Karl. ¡Si Fernando estuviese cerca!... No se hablarían, no se mirarían; pero ¡sentirlo junto a ella! ¡saber que podía verle con solo volver la cabeza!...

Como si nada hubiera dicho don Víctor, con cara amable y voz dulce y suplicante advirtió: Señor Quintanar, si queremos dar con ellos tenemos que separarnos; hágame usted el favor de subir por ahí, por la derecha....