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Actualizado: 2 de junio de 2025
Iba á replicar; pero la llevé hácia adelante con el brazo, y esto la persuadió mucho más que si la hubiera predicado un sermon. No sé el por qué, mas tengo por cosa evidente que á las mujeres las convence más un ademan que veinte palabras.
Persuadió también á otros de su nación, confinantes con la ciudad de la Asunción que siguiesen su resolución, y todos juntos, alegres y contentos prosiguieron el viaje. En este estado se hallaba la conversión de estas almas tan perdidas y todos esperaban feliz suceso, si el enemigo común no hubiera malogrado los intentos por medio de aquellos pérfidos apóstatas.
Esta última consideración penetró tan agudamente en su espíritu, que la hizo prorrumpir en un sinfín de gracias y bendiciones, que permanecieron encerradas en el corazón sin brotar a los labios. Sus labios estaban mudos, inmóviles como los de la esfinge, sin osar reproducir por medio de sonidos los inefables pensamientos que cruzaban por su mente. Escuchaba dentro de sí mil voces suaves que le hablaban, pero sin comprender lo que decían: sentíase suspendida por unos delicados brazos, que sin cesar la acariciaban y advertía cerca, aunque sin verla, como la presencia de un ser sobrenatural que la consolaba con su aliento. Entonces se persuadió de un modo repentino a que el Señor la amaba. Vio claramente con los ojos del espíritu que el esposo acudía ya a la voz de la esposa y no deseaba más que unirse a ella para enriquecerla y regalarla eternamente. Ya estaba cerca: lo sentía a su lado y se deshacía en ansias de verle; pero
Con lo que Cardenio dijo se acabó de admirar Dorotea, y, por no saber qué gracias volver a tan grandes ofrecimientos, quiso tomarle los pies para besárselos; mas no lo consintió Cardenio, y el licenciado respondió por entrambos, y aprobó el buen discurso de Cardenio, y, sobre todo, les rogó, aconsejó y persuadió que se fuesen con él a su aldea, donde se podrían reparar de las cosas que les faltaban, y que allí se daría orden cómo buscar a don Fernando, o cómo llevar a Dorotea a sus padres, o hacer lo que más les pareciese conveniente.
Se persuadió, pues, con Pedro Santaló de que su hija era un ángel, y con la tía María, de que era un portento.
Saliéronle al encuentro los Paunacas, con señales de grande fiesta y amor, á que no pudo corresponder el santo varón sino con un semblante alegre y risueño, porque ni ellos entendían su lengua ni el Padre la de ellos, ni tenían intérprete por cuyo medio se pudiesen declarar: y así fué preciso trabajar más con las manos en obras de caridad, que con la lengua en la predicación; no obstante todo eso, por señas, y con tal cual palabra que entendieron, les explicó el fin de su venida; pero el enemigo infernal, por no llevar también aquí la peor parte, persuadió al pueblo despachasen los niños á otro lugar, para que el Padre Lucas no se los sacase de sus garras, reengendrándolos al cielo con el santo bautismo; por lo cual, con increíble dolor del santo varón, por no poder recoger allí el mejor y más seguro fruto de su Misión, quiso vengarse levantando una gran cruz delante de un templo del demonio, en lo cual trabajó no poco, porque se le opusieron obstinadamente aquellos bárbaros, y faltó poco para que no pusiesen en él las manos; pero el siervo de Dios, que nada deseaba más que ser muerto por Cristo, no desistió de su empeño, antes á su vista hizo pedazos pisó algunas figuras y retratos del demonio, con no poco horror de los gentiles, temiendo cayese sobre todos una tempestad de rayos y saetas.
Desengañado Marcilla, y convencido de que la falta de riquezas era el verdadero obstáculo para conseguir la mano de su adorada Isabel, informó a esta de la contestación que le había dado su padre, y la persuadió le concediera un plazo de cinco años, ofreciéndola «ir a treballar por mar y por tierra en dó hubie dineros.» Colocada Isabel en la amarga alternativa de renunciar a su pasión o de disgustar a su padre, otorgó a su amante el plazo que le pedía, y Marcilla partió para la guerra contra moros, confiado en la fidelidad y constancia de su amada, y decidido a todo trance en adquirir lo que le faltaba.
19 Porque el marido no está en casa, se ha ido a un largo viaje; 20 el saco de dinero llevó en su mano, el día de la fiesta volverá a su casa. 21 Lo derribó con la mucha suavidad de sus palabras, con la blandura de sus labios lo persuadió. 22 Se va en pos de ella luego, como va el buey al degolladero, y como el loco a las prisiones para ser castigado;
Pasáronse dos días sin que los Quiriquicas saliesen fuera de las tinieblas de aquel bosque; por lo cual, desesperanzado Patozi de poder hacer las paces y establecer una mutua amistad, á cuyo fin había venido, tuvo por mejor dar la vuelta, y persuadió á esto al P. Lucas con cuantas razones y súplicas le dictó su afecto; y sobre todo, ponderando cuanto fué posible el manifiesto peligro en que quedaba de que los Quiriquicas desahogasen en él sólo la fiereza del odio que contra todos habían concebido.
El empresario recibió muchas obras, donde se adjudicaban a la nueva artista papeles que requerían poquísima ropa, con lo cual la pobre muchacha se persuadió de que no eran su voz y su talento los que la iban sacando a flote, sino su belleza. Esta fue su primera desilusión.
Palabra del Dia
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