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Llevónos la galerna, en un decir Jesús, á dos cables de San Pedro del Mar; y cuando contábamos que no pararíamos hasta embarrancar en la arena, un maretazo, como yo no he visto otro, nos puso la lancha quilla arriba. Al salir yo á flote, de todos mis catorce compañeros no quedaba más que éste, á unas seis brazas de .

Aquel dinero que tal vez llevaba en el bolsillo, más de treinta mil pesetas, representaba los últimos esfuerzos de su madre para sacar a flote la fortuna de la familia, puesta en peligro por las genialidades de don Ramón.

No pienso hacer nada por ti. Cuando murió tu segundo marido me prometiste ser un modelo de economía y prudencia; y yo fui tan tonto, que perdí el tiempo y hasta algún dinero para poner a flote tu fortuna, que hacía agua por todas partes como un barco viejo.... Déjame acabar, Manuela; no me interrumpas. ¿Quieres hacerme creer que aún lo conservas todo libre de trampas, tal como yo te lo entregué? ¡Quia, hija mía!

Una lancha estaba amarrada a la orilla: saltó sobre ella con alegría y no habiendo remos se balanceó un rato gozando la grata impresión de hallarse a flote. ¡Lástima de remos! Si los tuviera se habría lanzado al medio segura de no haber olvidado aún su manejo. Con pesar volvió a saltar a tierra.

A las diez de la noche puse la embarcacion en flote.

Mientras la casa no esté completamente a flote, yo renuncio a mis sueldos; con esto, usted asegura dos mil pesos de renta a su hija; la señora Aubry, haciendo economías en la casa, encontrará pronto los mil pesos restantes. Para formar el capital de sesenta mil pesos, yo traspaso al fondo social los sesenta mil pesos que usted me ha hecho ganar.

Cuando la mujer da en torcerse como la tuya, mucho palo; si con él no sale á flote, ó échala á pique de una vez, ó cuélgate de una gavia. ¡Si le digo á usté, hombre de Dios, que la he solfeao too el cuerpo á leña..... Pues ahórcate entonces, y déjame en paz y en gracia de Dios tejer estas mallas, que por no perder la paciencia no me he querido casar yo, ¡tiña, retiña!

Esta esperanza, más que ninguna otra cosa, mina por completo y hiere de muerte, desde sus principios, cualquiera empresa que intente llevar á cabo. ¿Por qué trabajar y afanarse y tratar de salir de la miseria en que se encuentra, si de un momento á otro el brazo del Gobierno lo pondrá á flote? ¿Por qué procurar librarse la subsistencia aquí con el sudor de su frente, ó ir á California á extraer oro, cuando no pasará mucho tiempo sin que ese mismo Gobierno le haga feliz, poniendo en sus bolsillos, con intervalos mensuales, un puñado de monedas brillantes procedentes de las arcas de la República?

Pasó la noche mejor de lo que todos esperábamos, y amaneció el día siguiente sin una nube en el cielo ni una ráfaga de aire en la tierra; y cuando el sol traspuso los picachos del Este y saludó al valle con sus rayos que chisporroteaban sobre la nieve que no había deshecho la lluvia, mi pobre tío mandó que se abrieran de par en par los cuarterones de su alcoba, ya que no le era permitido hacer otro tanto con las puertas y ventanas para que entraran la luz y el aire en la abundancia que necesitaba él para salir a flote en aquella mar de angustias «que le ajogaba», por culpa del arrastrado mediquillo que parecía empeñado en matarle.

Los marineros, que también participaban de él, se habían descuidado, y la falúa, abandonada a misma, se acercó a la orilla y embarrancó. En vez de susto, lo que aquel lance produjo fue risa y algazara. Los marineros se remangaron los pantalones y se echaron al agua, y al momento nos pusieron a flote. Pero la paciencia del tío de Elenita había tocado a su fin.