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TERPSY. ¡Yo no tengo nada oculto para los señores de la Facultad...! ¡Ah...! ¡Le recuerdo el precio de la lección...! ¡Es de tres mil francos mensuales, a lección por día...! LA SE

Tomè esta resolucion, fundado en que la animalada empezaba á perecer en aquella tierra, donde no pueden vivir si no seis ú ocho meses; en que con mi retiro se ahorran 600 pesos mensuales en sueldos y raciones de peones y capataces; en que los Portugueses, que conocen mejor que nosotros que el Igatimí es pestilencial en los últimos y primeros meses del año, no han de venir á lo menos hasta el Mayo pròximo, y en mi juicio en muchos años, ó hasta que se decida cual es el verdadero Igurey; y finalmente me fundo en que, habiendo ya dejado en Curuguatí todos los artículos de almacen que pueden entorpecer mi marcha, podré transferirme á dicha villa en el tiempo que los Portugueses, desde Igatimí, en caso que pareciesen, que es cosa que miro muy distante: y lo indica el decir, que ha pasado al Janeiro, con el fin de curarse, el astrónomo; siendo así que pudiera mas bien decirse que á buscar la muerte, porque San Pablo es el país de la salud, como el Janeiro de la enfermedad.

Por allí andaban Foja, los dos Orgaz y algunos otros de los socios del Casino que asistían a las cenas mensuales en que se conspiraba contra el Provisor. El ex-alcalde se multiplicaba, entraba y salía en casa de don Santos, bajaba con noticias, le rodeaban los amigos. Está espirando. ¿Pero conserva el conocimiento? Ya lo creo, como usted y como yo. Era mentira.

Sin embargo, aunque se prometió no verse en otra; pocas horas después, en el Casino, donde le recibieron con muestras de simpatía y de júbilo, ofrecía solemnemente volver a las andadas, acudir a los gaudeamus mensuales en que se daría cuenta de los trabajos de la sociedad innominada que había fundado inter-pocula.

Quedaron discutiendo la forma más adecuada de aumentar, sin gravar mucho al Tesoro, ocho duros mensuales a los capitanes, cinco a los tenientes y tres a los alféreces.

Maltrana, declarado inservible, sin esperanzas ya de conquistar los quince duros mensuales que le habían hecho entrever antes de su fracaso, seguía asistiendo puntualmente a la redacción. ¿Adónde ir?... Allí encontraba quien le escuchase, aunque con gestos irónicos; algunas veces hasta alababan su cultura, llegando a confesar que tenía cierto talento, pero que estaba chiflado.

Pero como él no es sino un humilde auxiliar de la clase de quintos, «eso de comer» a ciertas alturas mensuales, generalmente no pasa de ser una hipérbole absurda.

Cuarenta, no; pero, aun con lo cicatero y mezquino que es el hombre, no habrá bajado de los veinticinco duros. Menos que eso no lo admito, Nina; no puedo admitirlo. Señora, usted está delirando replicó la otra, plantándose con firmeza en la realidad . El Sr. D. Carlos no me ha dado nada, lo que se llama nada. Para el mes que viene empezará a darle a usted una paga de dos duros mensuales.

Esta esperanza, más que ninguna otra cosa, mina por completo y hiere de muerte, desde sus principios, cualquiera empresa que intente llevar á cabo. ¿Por qué trabajar y afanarse y tratar de salir de la miseria en que se encuentra, si de un momento á otro el brazo del Gobierno lo pondrá á flote? ¿Por qué procurar librarse la subsistencia aquí con el sudor de su frente, ó ir á California á extraer oro, cuando no pasará mucho tiempo sin que ese mismo Gobierno le haga feliz, poniendo en sus bolsillos, con intervalos mensuales, un puñado de monedas brillantes procedentes de las arcas de la República?

¡Y así me libraría tal vez de aquella panza amarilla, y de aquella cometa abominable! Abandoné el palacio del Loreto, y con él mi existencia de Nabab. Regresé a mi habitación de la casa de la viuda de Marques, y volví a la oficina a implorar mis veinticinco duros mensuales y mi dulce pluma de amanuense. Mas un sufrimiento mayor vino a amargar mis días.