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Actualizado: 25 de julio de 2025


Pero si los Portugueses instan por el Igatimí, tendré que admitirlo contra mi dictámen, porque tengo órden para ello del Sr. D. José Varela, mi comisario director, cuya copia incluyo, como tambien de las consultas que le hice sobre el asunto, en las que verá V. E. las razones que tenia y tengo para promover con toda justicia que el Igurey del tratado es el Yaguarey, ó Monici.

El ascendiente de su patrón lo mantuvo en la vía recta, y con su temperamento laborioso no tuvo que esforzarse mucho para satisfacer por completo, con su conducta, a quien debía todo. Desde que el señor Aubry hubo apreciado la naturaleza leal y afectuosa del huérfano, no vaciló en admitirlo en su casa, para perfeccionar su educación moral.

Si él es tan infame, ¿quiere decir que la Natzichet posee un corazón heroico? ¿Qué le impide a usted admitirlo? Lejos de negarlo, el magistrado había reconocido expresamente que por el ardor de su fe, por la tenacidad de sus sentimientos, la joven era capaz del heroísmo. Pero ¿cómo sorprenderla? ¡Su explicación del delito era completa! Tenía dos razones para cometerlo: el amor y el fanatismo.

Cuarenta, no; pero, aun con lo cicatero y mezquino que es el hombre, no habrá bajado de los veinticinco duros. Menos que eso no lo admito, Nina; no puedo admitirlo. Señora, usted está delirando replicó la otra, plantándose con firmeza en la realidad . El Sr. D. Carlos no me ha dado nada, lo que se llama nada. Para el mes que viene empezará a darle a usted una paga de dos duros mensuales.

Tal vez aquello no era del todo increíble, dada la violencia de su naturaleza; pero, para admitirlo, se necesitaba todavía que entre él y la difunta hubieran mediado explicaciones, provocaciones, amenazas.

Doña Lupe reflexionó mucho todo aquel día, y como tenía un gran sentido de la realidad, empezó a reconocer el poder que ejercen sobre nuestras acciones los hechos consumados, y el escaso valor de las ideas contra ellos. Lo de Maxi sería un disparate, ella seguía creyendo que era una burrada atroz; mas era un hecho, y no había otro remedio que admitirlo como tal.

La circunstancia de gefe de la 3.ª partida me obliga á decir á V. E., que, segun la real instruccion de 6 de Junio, no puedo demarcar el rio Igatimí, como se me manda, sino en el caso de no hallar el rio Igurey que en mi juicio existe: y en cuanto al Ipanè, tampoco puedo admitirlo en ningun caso.

El espada podía conseguir esto valiéndose de sus amistades con los personajes; pero él sentía ciertos escrúpulos para admitirlo. Ya ve usté, señá Angustias: eso del estanco es cosa del gobierno, y yo tengo mis prinsipios; yo soy federal: estoy en el censo del partío; soy del comité. ¿Qué dirían los de la idea?... La vieja indignábase con estos escrúpulos.

Palabra del Dia

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