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¿Qué relaciones existen entre usted y Alejandra Natzichet? Pensamos del mismo modo. ¿Trabajan juntos en la propaganda? . ¿Tenía la difunta motivos de estar celosa de esa joven? Ninguno. ¿No está usted vinculado con ella por otra cosa que un ideal común? No mienta usted: así sabremos la verdad. Afirmo que nada más nos liga. Su acento parecía sincero.

El coronel recordó á la difunta princesa en sus días de humor tormentoso, cuando, después de una explosión de cólera, se retorcía, pidiendo que la perdonasen, entre llantos histéricos. Al tirar suavemente de esta mano, se sintió seguido por el príncipe, inerme y sin voluntad. Martínez aguardaba á pocos pasos. Dense las manos. Todo ha terminado. Los caballeros son siempre... caballeros.

Rosalindo bebía cada vez más, viendo en el alcohol un medio seguro de sumirse en el sueño y evitar tales visiones; pero contra su opinión, las visitas de la difunta se hacían más largas así como él aumentaba su embriaguez. Algunas veces, hasta en pleno sol, cuando trabajaba en el arranque de las rocas de salitre, la difunta surgía frente á él durante sus minutos de descanso.

Con tal claridad veía a Guillermina como si la tuviera delante; pero lo raro no era esto, sino que se le parecía también a Napoleón, como Mauricia la Dura. ¿Y la voz?... La voz era enteramente igual a la de su difunta amiga. ¿Cómo así, siendo una y otra personas tan distintas?

¿Usted recuerda cuándo compró el arma la difunta? La ganó en una rifa, hace tiempo. ¿Y las cápsulas? Las compró después, queriendo ejercitarse en el tiro. Entonces, resumiendo: ¿la Condesa se ha dado la muerte por causa de los dolores que usted le ha ocasionado; porque, desposada con usted sin ceremonia ritual, no podía soportar su abandono?

¡Santorcaz! exclamó la dama, poniéndose encarnada y después pálida como una difunta. ¿Quién? ¿Quién has dicho? Don Luis de Santorcaz, señora; un caballero castellano que ha venido ahora de Francia. Amaranta parecía sentir una emoción profunda.

Mucho discurrió Bonifacio, pero no logró dar en el quid de que su mujer, dándose por medio difunta, tuviera aquellas reconditeces nada despreciables, aunque pálidas y de una suavidad que, al acercar la piel a la condición del raso, la separaba de ciertas cualidades de la materia viva.

Al final del último acto, cuando la heroína acabada de expirar en la escena, y Alfredo, su padre y el doctor entonaban el último terceto, una racha de viento colado pilló descuidada a la diva y le arrancó, después de difunta, un estrepitoso estornudo.

Y entonces, como en el parque, volvía a su mente la idea secreta, el deseo de la muerte, y pensaba entre que era más dichosa la difunta, acostada en su ataúd cubierto de flores, tranquila, sin ver ni oír las miserias de este pícaro mundo que rueda, y rueda, y con tanto rodar no trae nunca un día bueno ni una hora de dicha que ella viva, obligada a sentir, pensar y obrar.

pasarás por donde la difunta Correa, ¿no es eso, hermano?... Pues bien; cuando llegues á su sepultura, le dejas bajo la piedra estos treinta pesos. Ella me dió ocho y unos centavos, pero hay que ser rumboso con los que nos favorecen, y además la pobre tal vez está necesitada de misas.