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Actualizado: 29 de julio de 2025
Esto quiere significar: ¡qué desgraciada me ha hecho tu amor! O bien esto otro, que está más en relacion con las intenciones de aquellas eminentes actrices: ¿cómo podrás pagarme el mal que me has hecho? Hay prostitutas que salen de allí para ser personajes en el gran mundo. Yo he visto una, á quien un ruso dió, durante muchos años, veinticinco mil francos mensuales.
Limosnas mensuales, cuánto. Después lo paso todo al Mayor, donde se puede saber, día por día, lo que gasto, y hacer el balance... Usted calcule: si Francisca hubiera hecho balance, no estaría como está. Cierto, señor, muy cierto. Y yo le digo a la señora que haga balance, que lleve todo por apuntación, lo que entra como lo que sale.
Cuando vio que Germana estaba irremisiblemente condenada, tuvo miedo de que muriese demasiado pronto y se interesó por su vida. Algunas veces ella misma conducía al conde a la calle de Poitiers y le esperaba en su coche. La duquesa había comprendido que no podía casar a su hija en aquel zaquizamí y alquiló por mil francos mensuales un bonito departamento amueblado en una casa próxima.
Le ofrezco dos mil francos mensuales, y hacemos un contrato por cinco años. Trátase de un oficio fácil, honrado y horro de fatiga. Siete horas de presencia por día y mucha consideración.
Las conveniencias me impiden proseguir en esta exposición radiante de bellezas, que constituye el Fatal Femenino... Del resto, ya hablaremos más tarde. Todas estas cosas, Teodoro, están más allá de tus veinticinco duros mensuales... Confiesa, al menos, que estas palabras tienen el venerable sello de la verdad. Yo murmuré con las fauces abrasadas: ¡Cierto!
Tres mil francos mensuales: ¿qué podía hacer con esto una persona decente?... Deseoso de reducirle, estrechaba el cerco, interviniendo directamente en la administración de su casa para que doña Luisa no pudiera hacer donativos al hijo. En vano se había puesto en contacto con varios usureros de París, hablándoles de su propiedad más allá del Océano.
El desconocido se levantó un poco el sombrero, descubriendo la frente estrecha y respondió, palabra por palabra: He aquí tu caso, estimable Teodoro: ¡Veinticinco duros mensuales es una vergüenza social!
Le pediré a don Lucas que me recomiende al jefe político... Seré sub-comisario y ganaré cincuenta pesos mensuales más. Con esto ya podré casarme, si Rogelia me acepta... ¡Y me aceptará! ¿Por qué no? ¡Me aceptará!... Si me muero aquí, tal vez se case con el borrachón de Manolo... ¡Pero no me moriré! ¿Cómo dejará la Pepa que se me asesine?...»
Se nombró redactor en jefe a Sinforoso Suárez, con un sueldo de veinticinco duros mensuales, y administrador al hijo primero de don Rufo. Faltaba el papel. Se había telegrafiado a Madrid pidiendo una remesa, y no acababa de llegar. La impaciencia de Belinchón era grande. Telegramas iban y venían por los alambres eléctricos.
El sueldo con que en el colegio remuneraban sus buenos oficios, no pasaba de veinte duros mensuales; y como no se le conocía otro, pues no había podido recabar retiro, según se decía, a causa de sus peligrosas opiniones, teníase por seguro que con las cien pesetas se mantenía a sí y a su familia; el cómo no he de decirlo ahora, aunque bien lo sé; lo reservo para otra ocasión.
Palabra del Dia
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