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Entonces Berbel, furiosa, le llenaba de injurias, y Catalina cloqueaba con visible mal humor; pero el loco, sin hacerles caso, encendía su vieja pipa de boj y comenzaba a contar sus lejanas peregrinaciones a los espíritus de los guerreros germanos enterrados en la caverna hacía diez y seis siglos, llamándoles por sus nombres y hablándoles como si estuviesen vivos.

Su perdicion el pobre conocida, Hablándoles está de esta manera: "Muy bien sabeis, amigos, por la vida Se ha de aventurar cosa cualquiera: Salid, porque pasada esta corrida, Y vuelto yo á me ver en talanquera, Yo os juro que de aquestas opresiones Muy largo vengareis los corazones. Salieron, que el salir era forzado: Los alcaldes los prenden.

Y se puso a echar sus miguitas a los peces, hablándoles con el cariño y el mimo de una madre que acaricia a sus hijuelos... ¡Hola, tragoncillos! ¿Hay apetito?... Vamos, haya paz, que para todos hay... ¡Mira, mira, María, cómo abren el hociquito!... ¡Qué delicia! ¡Qué monada!

Mientras tanto, para que no se le escapen, hace esfuerzos portentosos por entretener a sus compañeros, hablándoles de lo que más puede interesarles, sobre todo a don Juan, que manifestaba tendencias muy señaladas a desertar, seducido por la idea absurda de dar un paseo por la quinta y hacer una visita al molino como otros de los invitados.

1 Primero hemos hablado, oh Teófilo, de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar, 3 a los cuales, después de haber padecido, se presentó vivo en muchas pruebas, apareciéndoles por cuarenta días, y hablándoles del Reino de Dios. 4 Y juntándolos, les mandó que no se fuesen de Jerusalén, sino que esperasen la Promesa del Padre, que oísteis, dijo, de .

Las señoras se confiaban a ellos, hablándoles con el descuido que da la ausencia de todo peligro. Luego, sus tertulias en la cervecería eran una prolongación del chismorreo femenino, mencionándose por todos ellos los defectos ocultos de las damas más famosas, con una delectación hostil, como si les complaciese las debilidades y miserias de un sexo enemigo.

Y si por acaso te maravilla que siendo yo quien soy me entre con tanta frescura por terrenos tan peligrosos, has de tener en cuenta que, aunque novelista parezco, soy sólo misionero, y así como en otros tiempos subía un fraile sobre una mesa en cualquier plaza pública y predicaba desde allí rudas verdades a los distraídos que no iban al templo, hablándoles, para que bien lo entendieran, su mismo grosero lenguaje, así también armo yo mi tinglado en las páginas de una novela, y desde allí predico a los que de otro modo no habían de escucharme, y les digo en su propia lengua verdades claras y necesarias que no podrían jamás pronunciarse bajo las bóvedas de un templo.

Formó del hermano de Maxi buen concepto, porque se lavaba poco y sabía mucho y no reñía a las pecadoras, sino que las trataba con dulzura, ofreciéndoles el matrimonio, la salvación, y hablándoles del alma y otras cosas muy bonitas.

Y como advirtiera que yo aguardaba una respuesta ahogándome la ansiedad, hizo ese gesto peculiar de los enfermos aniquilados por el dolor, a quienes se atormenta hablándoles de asuntos graves y me dijo: ¿Por qué, pues, ha venido usted a proponerme cosas imposibles? Me acosaba usted a su placer... Váyase amigo... Váyase, se lo ruego. Hoy estoy enferma.

Si no podía andar entre las muchachas asegurándoles que Fulanito se alampaba por ellas, o que Zutanito se moría por sus pedazos, se arrimaba a los jóvenes, calentándoles los cascos, encendiéndoles la sangre, hablándoles del pie de tal chica: hombre, un pie que me cabe en la palma de la mano o del color de cuál otra hombre, si parece que se da agua de Barcelona, y no, me consta que aquello es natural . Borrén sabía de las criadas que llevan y traen cartitas, de los paseos retirados donde es fácil tropezarse cuando hay buena voluntad, de los peladeros de pava, de las butacas que en el teatro ofrecen más comodidad para hacer el oso; era el primero a olfatear los trapicheos, las bodas, los escandalillos y los truenos incipientes.