United States or Sierra Leone ? Vote for the TOP Country of the Week !


Su vida retirada, el poco o ningún trato que últimamente tenían y sobre todo el carácter de Clara serio, tranquilo, sin asomo de coquetería habían concluido por infundirle sosiego sobre este asunto. Además, otros celos eran los que desde hacía tiempo embargaban su espíritu, los celos del oficio.

Pero dele vuelta me respondió, siempre con los brazos levantados... Me levanté, y con la punta de los dedos, volví el libro para leer el título. Lea me dijo. Leí; Monsieur, Madame et Bebé. ¿Conoce? me preguntó, con una muequita llena de coquetería. ¡Oh! , es un poco antiguo ya le dije.

Hay allá, al extremo de los salones, un rincón florido en el que esas señoritas han establecido su cuartel general. Están hermosísimas esta noche; Mabel d'Ornay deslumbra; pero usted va a eclipsarlas; está usted maravillosa con su toilette. Vaya dijo María Teresa con coquetería, no me haga tantos cumplimientos al empezar la noche, no tendría nada que decirme a las dos de la mañana.

Creí que se trataba de una pequeña habilidad de coquetería para saber el precio que yo atribuía a sus cartas, que son, en efecto, encantadoras. Me las entregará usted, ¿verdad? ¿Ha manifestado Luciana alguna duda sobre mi lealtad? preguntó con voz alterada. Ninguna... Pero se marcha usted para mucho tiempo... va usted lejos... y es permitida la inquietud...

Encamináronse lo más pronto posible al parador de la silla de posta, que no tardó en llegar. Abrió la portezuela el tío Manolo, y se apresuró a dar la mano a su cuñada, que saltó en tierra con mucha compostura y elegancia. El brigadier, después de abrazar a su hijo, lo presentó a su nueva mamá, quien le dio un beso en la mejilla, reparando poco en él. Era una mujer hermosa, alta, maciza de carnes, el rostro blanco y ovalado, negros y grandes los ojos, pestaña larga, cabello castaño tirando a rubio, derecha de espaldas y cogida de cintura, gallarda y briosa en sus movimientos y un tantico soberbia. Miguel entendió que no había visto nunca nada tan bello, y la expresó su rendimiento mirándola hasta comérsela con los ojos. Terminados los saludos y las preguntas que en casos tales suelen repetirse bastante, se entraron los cuatro en la carretela. Sentose la dama en el fondo a la derecha, y el brigadier a su lado: Miguel y el tío Manolo se acomodaron enfrente. Comprendiendo el buen efecto que en su hijo había causado la mamá que le traía, el brigadier iba muy complacido y estaba harto locuaz; mucho más de lo que acostumbraba. El tío Manolo, por cierto instinto de coquetería que jamás le abandonaba, hacía esfuerzos por mostrarse agudo y chistoso delante de su cuñada, y la abrumaba a galanterías. «Ángela, ¿te molestan las ventanillas abiertas? la decía llamándola por su nombre y tuteándola ya. ¿Quieres que cerremos ésta de la derecha? ¿Llevas los pies fríos? Dame acá esa sombrilla.

¡Oh, qué hermosa eres, Margarita! dijo el rey, en cuyas mejillas apareció la palidez del deseo. Y la atrajo á . Margarita de Austria, se sentó en un movimiento lleno de coquetería en las rodillas del rey, y se dejó besar en la boca. Depón al duque de Lerma dijo la reina entre aquel beso. El rey se retiró bruscamente como si le hubiesen quemado los labios de Margarita.

Pero esta coquetería se le entró al alma, sin que ella lo advirtiera, del mismo modo que Pepe se daba el gusto de contemplarla sin segunda intención.

Bien , que ante tal declaración, algunos de esos caracteres montaraces y bruscos que todo lo ven negro, insinuarán que la coquetería entra por mucho en la simpatía que siento por mi espejo. ¡Dios mío! nadie es perfecto; fijaos bien, querido lector, que si sois de buena fe, lo que no es muy seguro, confesaréis que el interés personal, por no decir algo peor, ocupa el primer puesto en la mayoría de vuestros sentimientos.

Recordaba la escena aquella del padre suplicando a la dama que le quite de la cabeza al chico la tontería de amor que le degrada, y sintió cierto orgullo de encontrarse en situación semejante. Más por coquetería de virtud que por abnegación, aceptó aquel bonito papel que se le ofrecía, ¡y vaya si era bonito!

Mucho alardeaba de humilde y descuidada para su persona; mas al decir de la doncella, quedábanla restos de la más refinada coquetería, si bien ella procuraba ocultarlos.