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Actualizado: 15 de junio de 2025


Creo que semejantes desatinos son contra el respeto que debe merecernos la opinion pública, contra el decoro que todos debemos á la formalidad, contra la cortesia universal que debe el hombre al buen sentido. ¡Zapato galante! ¿Cómo y en qué? ¿De qué modo puede un zapato tener galantería? ¡Al pensamiento! ¿Quién es un fabricante de calzado para hablarnos del pensamiento? ¿Qué pensamiento puede encerrarse en su zapatería? ¿Ni quién es tampoco un fabricante de confites para hablarnos de pensamientos bellos? ¿Qué sabe él lo que es un pensamiento bello? ¿Qué belleza de pensamiento puede esconderse en sus confituras? ¿Ni qué tiene que ver el céfiro con un almacen de quincalla, ni el poner betun en las botas con la gran industria del siglo, ni una sílfide con una fonda, ni un almacen de tapones de corcho con la estrella del Mediodía, ni una tienda de comestibles, en donde se vende aceite, vinagre y velas de sebo, con el buen pastor, con ese buen Pastor que es una personificacion religiosa, un símbolo moral, una especie de poder divino? ¿Qué es esto? ¿Dónde estamos?

Asidas de la mano, suelto el cabello, cruzan nuestras praderas siempre inmarchitas, ostentando en su grácil, flexible cuello, perfumados collares de sampaguitas. Y en la paz de los bosques, en donde vuela el céfiro de mayo vertiendo olores, con los ritmos dolientes de una vihuela mezclan la voz sin mancha de sus amores.

Al buen fraile se le importaba una higa del aspecto de su figura... Ramiro consideró la fuerza de aquella dicha superior que así se burlaba de todas las vanidades del hombre. Vio llegar después una mujer vieja y espigada, la nariz corva, morena la tez, la mirada abstraída. Su negro ropaje andrajoso estremecíase en el céfiro como un libro quemado.

Y es un salon de limpia-botas. ¡Al dulce céfiro! Y es un almacen de quincalla. ¡A la estrella del Mediodía! Y es quizá una tienda de tapones de corcho. ¡Al buen pastor! y es un almacen de baratijas ó una tienda de comestibles. Esto no me divierte; al contrario, me repugna, me fastidia, casi me sonroja; , casi, casi me da vergüenza.

Flora presta sus galas á Chiprina; Reluce Febo en la celeste esfera, Y en la noche callada La casta diosa á su pastor dormido, Con trémulo fulgor, besa extasiada. Del techo antiguo á suspender su nido Ha vuelto ya la golondrina errante; Dulces trinos difunde Filomena; El mar se calma, el cielo se serena; Sólo Céfiro amante, Oreando la hierba en los alcores.

Todo el regocijo de la ceremonia estribaba en los nombres que iba imponiendo la divinidad a sus catecúmenas con murmullos aprobadores o carcajadas generales. La imaginación del mayordomo y de los camareros de algunas letras había dado de todo su jugo para halagar a las pasajeras con los nombres de estrella marina, rosa del Océano, céfiro del Ecuador, etc.

¡Oh, Caleb! replicó el otro ; yo pensé que el conocimiento que dan los años te desviaría de la mala senda por donde entraste, y senda que no te llevará sino a tu perdición. ¿Estudios, eh?; más valiera que tomaras solimán corrosivo, pues si te hicieras superior a tan agradable horchata, todo el mundo te miraría como ángel o diablo; pero con estudios te darán por loco y se burlarán en tus barbas, y si es céfiro lo que necesita el bajel de tu fortuna, no te asaltarán sino los más recios vendavales. ¡Oh, Caleb, cuánto me aflige la resolución tuya!

Ben-Jucef el Meriní, de aquella casa que doran la opulencia y la grandeza, es el sostén y la honra, y su luz y su delicia es Leila la encantadora, la de los negros luceros, la de la faz majestosa, la de los cabellos de oro, la de la purpúrea boca, la de la ebúrnea garganta, la del talle de diosa, la del seno palpitante, la altiva, la que enamora al que su belleza mira si el céfiro la destoca, ó al que su cantar escucha en la noche silenciosa, si al pié de sus miradores pasa por su mal ó ronda.

¿Y porqué, en la selva amena, se oye dulce melodía, que asemeja la armonía en la arpada filomena? ¿Porqué en la mullida grama las aves, al son del viento, exhalan meloso acento y saltan de rama en rama, y la fuente cristalina, formando dulce murmullo, del céfiro al suave arrullo entre las flores camina?

Oyose una risa tenue como un céfiro. Fue a caminar en opuesto sentido, y una jícara que había rodado sobre el tapiz crujió bajo su pie como una nuez aplastada. Alguien hizo sonar por mofa la cuerda de un rabel. La risa aumentó.

Palabra del Dia

irrascible

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