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Aqui tiene casa por la delantera Júpiter alto por cosa preciosa; en esta se goza y en otra reposa poco, teniéndolo por lo trasera. Contempla, contempla la causa primera, me dijo mi Guía muy súbitamente; esto perquiere la estólida gente dando cien vueltas al polo y esfera, que fueron criados del Omnipotente.

Estamos obligados a andar a caballo una vez cada mes, aunque sea en pollino por las calles públicas; y obligados a ir en coche una vez en el año, aunque sea en la arquilla o trasera.

»Al acercarse a palacio, donde quiso entrar para ver al rey y a la reina, los centinelas le gritaron: «¡AtrásEntonces dio la vuelta y penetró por una puerta trasera en una pieza muy grande, donde vio entrar y salir mucha gente. Preguntó quiénes eran y supo que eran los cocineros de su majestad.

Las sepias son sociables y van á bandadas, y en el mes de mayo dirígense todas á la playa para depositar unos racimos que constituyen sus huevas: allí las aguardan los marsuinos, que se regalan con aquel manjar. Estos señores son tan delicados que sólo se comen la cabeza, sus ocho brazos, trozo tierno y de fácil digestión, rechazando lo más duro del animal, la parte trasera.

En primer lugar, apenas hay comedia en la que un galán visite la dama de otro, á no ser que se deslice por la puerta trasera del jardín, y, por consiguiente, cuantas vivan en casas sin jardín ni puertas traseras, no podrán imitarlo aunque lo deseen.

Busca en seguida al amante, sacándolo de su escondite; pero la sorpresa de Laura es extraordinaria, al encontrarse con Lisardo, porque Don Félix, con ayuda de una criada, ha podido huir por una puerta trasera, y Lisardo, que estaba de visita en casa de Clara, se ha refugiado en la de Don Iñigo, huyendo de la primera por la vuelta repentina de Don Antonio, y ocultándose en el mismo lugar, en que estuvo antes Don Félix.

No; es otra cosa... Estaba yo en el corral, hace un momento, cuando ese gaucho que llaman Manos Duras apareció en la puerta trasera y dijo... Hizo esfuerzos de memoria para repetir las mismas palabras del hombre. Le había encargado que manifestase á la señora marquesa cómo él estaba allí, á sus órdenes, para lo que quisiera mandar.

Es que quisieron venir, te digo. He aquí lo que debe esperarse de esta canalla del Bar. Una carcajada homérica siguió a esta desgraciada manifestación. En este momento, sea que fuera oída la risa en la cocina, o que la iracunda compañera del viejo hubiese apurado todos los restantes modos de expresar su desprecio e indignación, lo cierto fue que cerraron una puerta trasera con gran estrépito.

Varias veces se llevó la diestra á la parte trasera de su pantalón, tocando un bulto prolongado y metálico. Esperaba el anochecer para realizar cierta idea que se le había fijado entre las dos cejas como un clavo doloroso. Mientras no la realizase no estaría tranquilo. La voz de los buenos consejos protestó: «No hagas locuras, Ferragut; no busques al enemigo, no lo provoques. Defiéndete nada más

Pepe se la quitó de las manos, le sujetó fuertemente metiéndose la cabeza del agresor entre las piernas, y por castigo le descosió con el cuchillejo la costura trasera del pantalón, dándole luego en lo que el sol ni el agua vieron jamás, unos cuantos azotes: después le devolvió tranquilamente la navajilla, diciendo: «Toma, boceras; eso no sirve más que partir pan.» A las horas de trabajo era modelo de laboriosidad: cuando llegaba el momento de hacer diabluras, era de la piel de los demonios.