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Por la patria a que perteneces, por la raza de hombres, cuya religión, cultura y lenguaje sostienes y defiendes, por amor de todo el humano linaje, por el afán de lograr altos fines a que puedes creerte como fadado y predestinado, comprendo que no haya empresa a que no te aventures; comprendo que todas ellas sean sublimes por la elevación del término que les busques.

Varias veces se llevó la diestra á la parte trasera de su pantalón, tocando un bulto prolongado y metálico. Esperaba el anochecer para realizar cierta idea que se le había fijado entre las dos cejas como un clavo doloroso. Mientras no la realizase no estaría tranquilo. La voz de los buenos consejos protestó: «No hagas locuras, Ferragut; no busques al enemigo, no lo provoques. Defiéndete nada más

Bien quisiera, lector, que pensáramos a dúo y que mi conciencia hallase siempre eco en la tuya: si por torpe desespero de lograrlo, por sincero creo merecerlo. No busques en mis cuentos y novelas lección ni enseñanza: quédese el adoctrinar para el docto, como el moralizar para el virtuoso: sólo tienes que agradecerme el empeño que puse en divertir y acortar tus horas de aburrimiento y tristeza.

Yo quiero á Clarita, aunque entre ella y yo no median los vínculos de la sangre, del mismo modo que te quiero á , que eres mi sobrina: con amor casi paternal, con el amor que es propio de los viejos. ¡Pero si V. no es viejo, tío! Pues aunque no lo sea. No amo á Clarita de otro modo. Y si esto sigue pareciéndote raro, no caviles ni busques más hipótesis para explicártelo satisfactoriamente.

Sin haber cursado medicina, sin ser un Hipócrates, ve cualquiera que D. Casimiro está por demás estropeado. Y sin haber estudiado el Examen de ingenios, de Huarte, se descubre en seguida que el de don Casimiro es romo y huero. Yo no pretendo que busques para Clarita á Pitágoras y á Milón de Crotona en una pieza; pero ¿qué diablura te lleva á darle por marido á Tersites?

Descuidad, Simón, seré prudente. No busques el peligro, mon petit, y espera á tener la muñeca algo más sólida. Oye; esta noche nos reuniremos algunos amigos en la Rosa de Aquitania, á dos puertas de tu hostería de la Media Luna, y si quieres vaciar un vaso en compañía de simples arqueros ¡bienvenido!

No, ¡no!... viviremos juntos porque eres mi marido y Dios manda que sea así, pero ya no te quiero: no puedo quererte... ¡El mal que me has hecho!... ¡Tanto que te amaba yo!... Por más que busques en tus viajes y tus malas aventuras, no encontrarás una mujer que te quiera como te ha querido la tuya.

¿No ha entrado aquí hace un momento Bartolo el de la tía Jeroma? Martinán, dando prueba brillante de diplomacia y corazón, le respondió: ; acaba de entrar, pero ha salido sin detenerse por la otra puerta y se ha metido en la pomarada. Firmo quiso seguirle. Martinán le dijo: Es inútil que le busques. La pomarada está más oscura que una cueva y no la conoces como él.

Escribo sin buscar otra ventura, sin anhelar más precio á mis canciones que desahogar un poco mi amargura. No busques pues, lector, en al poeta ni al hablista galano, ni al pensador severo: Dios me negó favor tan soberano y yo que fiel su voluntad venero, á mi modesta inspiracion me allano. Dotes tan altas, ni fingirlas puede el mortal á quien

Si te retiras a alguna parte a vivir pacífica y honradamente, ¿a quién volverás los ojos para decir: « eres mío»? ¿Los volverás a tu mujer? No. ¿Buscarás algún pariente en la Puebla? No los tienes. ¿Buscarás amigos? Tu carácter rechaza las amistades nuevas. Abre los ojos y ve claro, desgraciado; no niegues la evidencia. Por más que busques no hallarás más familia que yo.