United States or Ghana ? Vote for the TOP Country of the Week !


Pepe se la quitó de las manos, le sujetó fuertemente metiéndose la cabeza del agresor entre las piernas, y por castigo le descosió con el cuchillejo la costura trasera del pantalón, dándole luego en lo que el sol ni el agua vieron jamás, unos cuantos azotes: después le devolvió tranquilamente la navajilla, diciendo: «Toma, boceras; eso no sirve más que partir pan.» A las horas de trabajo era modelo de laboriosidad: cuando llegaba el momento de hacer diabluras, era de la piel de los demonios.

Sabían que en el «Palacio de Cristal» había descalabrado a dos compañeros de los más audaces y que en todas las cuevas del Príncipe Pío, por su labia y por la facilidad con que empalmaba la navajilla, no le disputaba nadie el mejor sitio para dormir y las primeras hembras del rebaño de vendedoras de periódicos y explotadoras de señores viejos que seguían a los golfos en sus antros.

Pecado no dijo ni oyó más; sacó de la cintura una navajilla, cortaplumas o cosa parecida, un pedazo de acero que hasta entonces había sido juguete, y con él atacó a Zarapicos. Del golpe, el infeliz chiquillo cayó seco. ¡Hombres ya! Silencio terrorífico. Los muchachos todos se quedaron yertos de miedo. Al principio no comprendían la realidad abominable del hecho.

Así distraído se alejó algo más de lo acostumbrado, y al levantar los ojos vió cerca de un muchachuelo tendido sobre la hierba, cuidando de un escaso rebaño de cabras, y muy entretenido en tallar con la navajilla algunas labores en un palo.

Entonces apareció el gatera madrileño, valiente, arriscado, dicharachero y dispuesto a darse de cachetes o puñetazos con el más bravo, y a echarle la zancadilla al mismo nuncio. Con unos cuantos pescozones oportunos se hizo respetable. Cierto día, otro aprendiz de más edad sacó contra él una navajilla.