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Bien que este fué el único triunfo que consiguieron aquel dia: corto en realidad, y que de manera alguna correspondia á la pérdida que habian sufrido en tantos y tan repetidos asaltos, en los cuales habian acreditado un esfuerzo y constancia que no podian jamas esperarse ni creerse de una nacion que anteriormente se habia considerado de un carácter veleidoso y débil.

Llena, pues, de temores, aunque con tan pleno convencimiento de su derecho, que no le parecía desigual la lucha entre el público de una parte y una mujer solitaria de la otra, Ester se puso en marcha saliendo de su cabaña acompañada, como era de esperarse, de Perla.

Porque aunque el presidente de la sala había resuelto que el juicio se celebrase a puertas cerradas, atento a la índole delicada del delito y a las personas que habían intervenido en él, fueron tantos los abogados que reclamaron su derecho a presenciarlo y tantos los permisos concedidos, que se formó pronto una asamblea numerosa y más inquieta de lo que debía esperarse.

No era rico, ni de él podían esperarse solitarios para las orejas ni entresuelo amueblado; mas tampoco sería imposible sacarle unos cuantos duros al mes. Su estanco estaba en sitio céntrico, debía de producir bastante... la mujer muy vieja... Nadie es capaz de prever hasta dónde puede llegar un anciano tocado de la tarántula amorosa.

¿Qué otra cosa puede esperarse de gaznápiros como Dechard y De Gautet? ¡Ojalá hubiera estado yo allí! ¿Y el Duque se mezcla en el asunto? No es eso precisamente. Quien quiere mezclarse soy yo. ¿Y ella prefiere al Duque? ¡, la tonta! Pues bien, ya conoce usted mi plan, y piénselo dijo; e inclinándose, espoleó su caballo y partió en seguimiento del fúnebre cortejo.

Debe esperarse en primer término de los países que han dado al Universo los más altos ejemplos de energía el acero del género humano, la Grecia, y la raza de sílex, fina, ejercitada, indestructible, de los Colón y los Doria, los Massena y los Garibaldi.

Esa brisa bajaba por el Gironde, y hubiera podido esperarse que el poderoso río, merced á tan protectora é impetuosa corriente, haría retroceder la lúgubre cortina que levantaba el Océano. En medio de mi incertidumbre miraba hacia atrás y consultaba á Cordouan, el cual parecióme sobre su escollo, de una palidez fantástica. Su torre asemejábase á un espectro que exclamara: «¡Desdicha!» «¡desdicha

Caso muy diferente será, y satisfactorio para todos, si la otra faz de la profecía es la que se cumple: esto es, si todo el linaje humano, sin excepción, se convierte en superhumano. Quiera Dios que así sea. De su bondad infinita esto, y más si cabe, puede esperarse, aunque el Sr. Gener no lo profetice.

Hay más: si bien es cierto que no debe esperarse de ningún católico español del siglo XVI, que renuncie á las preocupaciones religiosas de sus contemporáneos, ni tampoco negarse que la literatura poética de los españoles adolece del sombrío fanatismo de la época, aparecen, sin embargo, en esta misma literatura numerosos rasgos aislados de la libertad de pensamiento, que conservaron los ingenios más eminentes.

En resumen, D. Narciso se sentía minado en los cimientos y temía a cada instante venir al suelo. No es maravilla, pues, que la mirada y el saludo con que acogió al joven presbítero fuesen menos afectuosos de lo que debía esperarse. No recordaba poco ni mucho la amable recepción que San Juan Bautista, maestro querido y celebrado, hizo al joven y divino discípulo que le había de eclipsar en seguida.