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En medio de aquellas buenas gentes crecí vigilado de lejos por una hermana de mi padre, la señora Ceyssac, que no vino a establecerse en Trembles, hasta que el cuidado de mi fortuna y de mi educación reclamaron decididamente su presencia.

Los sonidos infantiles que agitaban el corazón de Silas se articularon y reclamaron respuestas más precisas; las formas y los ruidos se tornaron más claros para los ojos y los oídos de Eppie; y hubo cosas nuevas que le pidió a «papá» con tono imperativo que observase y le explicase.

Porque aunque el presidente de la sala había resuelto que el juicio se celebrase a puertas cerradas, atento a la índole delicada del delito y a las personas que habían intervenido en él, fueron tantos los abogados que reclamaron su derecho a presenciarlo y tantos los permisos concedidos, que se formó pronto una asamblea numerosa y más inquieta de lo que debía esperarse.

Reflexionaba Isidora en aquellas sabias palabras, fijos los ojos en las rayas de la estera de cordoncillo; pero su pena y la situación en que estaba la reclamaron, y volvió a suspirar y a asombrarse de que el Director tardase tanto. Cuando alzó los ojos, el anciano pasaba por delante de ella en dirección de la mesa; en seguida pasaba de nuevo en dirección del ángulo.

Reclamaron juntos el equipaje, confiáronselo a un mozo, a quien dieron las señas de la casa donde lo había de llevar, y salieron de la estación. Vamos a tomar un coche: ¡hoy es día de gastar dinero! dijo Pepe. ¿Para qué? ¿Está lejos la casa? Lejos, no; pero tienen mucha gana de verte. Todo está preparado... tu cuarto dispuesto... ¡Verás qué guapa es Leo y como te reciben todos!

Hace catorce años la encontré en la calle. ¿Y sus padres no la reclamaron? No. Pero si usted no es su madre, al menos la ha criado usted. Por lo mismo quiero que sea feliz, dijo la trapera con su duro acento, que me causaba una sensación fría, punzante, indefinible. ¿Y para que sea feliz la vende usted?

Los pueblos no reclamaron de Buenos Aires el puerto con las armas, sino con la barbarie, que le mandaron en Facundo y Rosas. Pero Buenos Aires se quedó con la barbarie y el puerto, que sólo a Rosas ha servido y no a las provincias. De manera que Buenos Aires y las provincias se han hecho el mal mutuamente, sin reportar ninguna ventaja.