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Podrá para Norte-América pasar desapercibida las desgracias que ella nos acarrea; pero lo que no consentirá indudablemente el pueblo norte-americano, és que continúen sacrificándose sus hijos, llorando madres, viudas é hijas, por el sólo capricho de sostener una guerra contraria á sus honrosas tradiciones proclamadas por Washington y Jefferson.

Comprendió el señor Guimarán que los tiempos no estaban para secularizar la caridad y las primeras letras y presentó su dimisión «sacrificándose, decía, no a las imposiciones del fanatismo, sino al bien de los niños abandonados». Con la dimisión de don Pompeyo y la feliz idea de crear la junta agregada de damas protectrices ganó algo la sociedad benéfica, y ya no se la hizo guerra sin cuartel.

En vez de cabeza de jabalí, pondremos cabeza de ajo. Creo, con tu permiso, que en todas las circunstancias, aunque sea sacrificándose, debe una portarse como quien es. En fin, ¿cuánto dinero tenemos? Eso a usted no le importa. Déjeme a , que ya sabré arreglarme. Cuando se acabe, no es usted quien ha de ir a buscarlo. Ya, ya que irás y lo buscarás. Yo no sirvo para nada.

Los tres últimos días los pasamos en continuo sobresalto, y por la noche descansábamos un poco, porque yo la dejaba entre ocho y nueve con una asistenta que se acostaba en su propio cuarto, y una criada que quiero como una hija; hace ya más de veinte años que está en la casa y duerme en un cuartito junto a la alcoba; tanto Sofía como yo, nos levantábamos varias veces cada noche para ver cómo estaba y cómo seguía; siempre la encontrábamos esperanzada y jamás hablaba de su hijo; estoy segurísima de que ha obrado así sacrificándose.

No debían existir ricos ni pobres: hombres nada más. La única división inevitable sería la de los cerebros mejor o peor organizados. Pero los sabios, por el hecho de serlo, debían mostrar su grandeza sacrificándose por los simples, sin querer ayudar con ventajas materiales las grandezas del espíritu, ya que en los estómagos no caben categorías ni eminencias.

Así acabó el V. P. Lucas el curso de su predicación, llena de tantos trabajos, afanes y fatigas, con la mayor muestra de amor de Dios y de los prójimos, sacrificándose á mismo todo, por traer al conocimiento de su Criador los que vivían en las tinieblas y sombra de la gentilidad.

Quizás era esa severidad misma con que reprimía todo abandono lo que Nancy consideraba en su corazón como un pesar culpable, lo que le impedía el mismo principio que era su ley moral. «Es muy diferente... es mucho más duro para un hombre el sentir ese disgusto; una mujer puede siempre ser feliz sacrificándose a su marido; pero un hombre necesita algo que lo haga llevar sus miradas al porvenir; porque, estar sentado junto al hogar es mucho más triste para él que para una mujerSiempre que Nancy llevaba a este punto sus reflexiones esforzándose con simpatía preconcebida por ver todas las cosas como las veía Godfrey , siempre se entregaba a un nuevo examen de conciencia. ¿Había hecho realmente todo lo que estaba en su poder para mitigarle aquella privación a Godfrey?

No quiso decir más, aceptando con gruñidos de borracho los cuidados paternales de Juanito, que hizo todo cuanto supo para curarle las contusiones. El pobre muchacho, al ver a su hermano cruelmente aporreado, sintió renacer el cariño de otros tiempos, cuando ejercía de niñera, sacrificándose en el cuidado de sus hermanitos.

No hay miedo decía el otro . Acuérdate que me diste unas ligas de piel de anta, y las víboras huyen de mis pies al percibir el olor de este cuero. Al fin, una tarde, Jaramillo hizo un esfuerzo, sacrificándose por la amistad. Ya que lo quieres.... Y cerrando los ojos le reveló el gran secreto.

A más de su madre y su mujer, habíase echado sobre una nueva familia, su hermana, el hablador de su cuñado, que no trabajaba, como si su parentesco con un hombre célebre le diese derecho a la vagancia, y toda la tropa de sobrinillos, que crecían, siendo cada vez más costosos. ¡Y tendría que llamar a un orden de estrechez y parsimonia a toda aquella gente, acostumbrada a vivir a su costa con un descuido alegre y manirroto!... ¡Y todos, hasta el pobre Garabato, tendrían que irse al cortijo, tostándose al sol y embruteciéndose como paletos! ¡Y la pobre mamita ya no podría alegrar sus últimos días con santas generosidades, repartiendo dinero entre las mujeres pobres del barrio y encogiéndose como niña vergonzosa cuando el hijo fingíase colérico al ver que nada le quedaba de los cien duros entregados dos semanas antes!... ¡Y Carmen, que era económica, se apresuraría a limitar los gastos, sacrificándose la primera, privando su existencia de muchas frivolidades que la embellecían!...