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He tomado las cartas, pero ni las he contestado, ni las he creído. ¿Y estás segura de que esa no es la letra de don Rodrigo? Segurísima; como que la primera carta que me dió, se la vi escribir en la sala de las Meninas un día que estaba de guardia. Bien, no importa dijo la reina.

Aquí, en este santo y bello asilo, creado por el arte y la fe, he de pasar lo que me resta de vida. Segurísima estoy ahora de no variar de inclinaciones ni de pensamiento. Aquí, siempre aquí.

Los tres últimos días los pasamos en continuo sobresalto, y por la noche descansábamos un poco, porque yo la dejaba entre ocho y nueve con una asistenta que se acostaba en su propio cuarto, y una criada que quiero como una hija; hace ya más de veinte años que está en la casa y duerme en un cuartito junto a la alcoba; tanto Sofía como yo, nos levantábamos varias veces cada noche para ver cómo estaba y cómo seguía; siempre la encontrábamos esperanzada y jamás hablaba de su hijo; estoy segurísima de que ha obrado así sacrificándose.

tal, en Bayona. Allí descansaríamos. ¿Está usted bien segura? Segurísima. Me lo explicó cien veces el señor de Miranda. Pues en ese caso, diré a usted lo que opino. Indudablemente, su marido de usted, detenido por una circunstancia cualquiera, que no hace al caso, se quedó en Venta de Baños anoche.

El que mas alteraba y movia los ánimos contra Roger y los Catalanes, era George cabeza de los Alanos; que con deseo de tomar satisfaccion intentaba todos los medios que podia; finalmente, ó fuese por solo su motivo, ó con permision y órden del Emperador Miguel; el dia antes de partida de Roger, estando comiendo con el Emperador Miguel y la Emperatriz María, gozando de la honra que sus Príncipes le hacian, entraron en la pieza donde se comia George Alano, Meleco Turcople con muchos de los suyos Gregorio; el primero cerró con Roger, y después de muchas heridas con ayuda de los suyos le cortó la cabeza, y quedó el cuerpo despedazado entre las viandas y mesa del Príncipe, que se presumia habia de ser prenda segurísima de amistad, y no lugar donde se quitase la vida á un Capitan amigo, y de tantos y tan señalados servicios, huésped suyo, pariente suyo y como tal, honrado en su casa, en su mesa y en presencia de su mujer y suya.