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¿Qué tiene de cruel el que desee tener dos hijos en vez de uno?... Tu matrimonio, tontina, no apresuraría mi fin sino todo lo contrario, pues me daría una tranquilidad de espíritu preciosa a mi edad. Hay que ver las cosas con calma y buen sentido.

Regalaréte entonces Mil varios pececillos Que al verte, simplecillos, De ti se harán prender. María Valdivieso oía estupefacta aquellas expansiones idílicas, cuando esperaba ella que Currita se apresuraría a interrogarla con el mismo furor y los mismos transportes con que Otelo interrogaba a Yago.

Si quisieras acompañarme... ¡Diantre con el niño, y si supiera él qué buenas noticias le traigo, cómo se apresuraría a venir a mi encuentro! ¿Qué noticias, Sr. D. Francisco? ¿Se pueden saber? pregunté, disponiéndome a acompañar al ayo por el campo de batalla. ¡Noticias estupendas y que le harán saltar de gozo!

4 Mi corazón está doloroso dentro de , y terrores de muerte han caído sobre . 5 Temor y temblor vinieron sobre , y terror me ha cubierto. 6 Y dije: ¡Quién me diese alas como de paloma! 7 Ciertamente huiría lejos; moraría en el desierto. 8 Me apresuraría a escapar del viento tempestuoso, de la tempestad.

En todas partes guardias que les miraban con ojos vagos, como si aún no estuvieran despiertos; labradores que, con la mano en el ronzal, guiaban su carro de verduras, esparciendo en las calles la fresca fragancia de los campos; viejas arrebujadas en su mantilla, acelerando el paso como espoleadas por los esquilones que volteaban en las iglesias próximas; gente, en fin, que al verles metidos en el negocio, chillaría o se apresuraría a separarles. ¡Qué escándalo! ¿Es que dos hombres de bien no podían pegarse con tranquilidad en toda una Valencia?

La imaginación siempre exaltada de los madrileños aderezó el hecho con interpretaciones y comentarios, y unos vieron en él un manejo político, otros una rivalidad femenina, algunos una señal de reconciliación entre el mundo devoto y el profano, y varios, los que se decían más enterados y eran más hábiles en aquello de ajustarle las cuentas al prójimo, vieron, por el contrario, una emboscada peligrosa que la más inflexible de las beatas tendía a la más tolerante de las pecadoras; un reto del calendario piadoso a la mitología pagana; un combate singular entre la marquesa de Villasis, que arrojaba el guante, y la condesa de Albornoz, que se apresuraría sin duda a recogerlo.

A más de su madre y su mujer, habíase echado sobre una nueva familia, su hermana, el hablador de su cuñado, que no trabajaba, como si su parentesco con un hombre célebre le diese derecho a la vagancia, y toda la tropa de sobrinillos, que crecían, siendo cada vez más costosos. ¡Y tendría que llamar a un orden de estrechez y parsimonia a toda aquella gente, acostumbrada a vivir a su costa con un descuido alegre y manirroto!... ¡Y todos, hasta el pobre Garabato, tendrían que irse al cortijo, tostándose al sol y embruteciéndose como paletos! ¡Y la pobre mamita ya no podría alegrar sus últimos días con santas generosidades, repartiendo dinero entre las mujeres pobres del barrio y encogiéndose como niña vergonzosa cuando el hijo fingíase colérico al ver que nada le quedaba de los cien duros entregados dos semanas antes!... ¡Y Carmen, que era económica, se apresuraría a limitar los gastos, sacrificándose la primera, privando su existencia de muchas frivolidades que la embellecían!...

¡Ya! exclamó María Valdivieso tragándose la bola. Y Currita respiró al fin algo más desahogada, porque aquella mentira, que se apresuraría la prima a propagar por todo Madrid, por habérsela dicho en secreto, dejaría a los ojos de las gentes la herida de su amor propio disimulada.

Eugenio Lacoste, hoy moribundo en el hospital de Santiago, y que, como nadie ignora, fué el cerebro de la revolución, ha declarado que tanto él como los demás jefes del movimiento acometieron la peligrosa aventura en la creencia de que el gobierno, en su afán de ahorrarse líos y complicaciones con los americanos, se apresuraría á comprar la paz á cualquier precio; y esto me parece bastante probable; pero lo que ni el paralítico ni ninguno de los cabecillas prisioneros ó presentados dice, es que la llamada "revolución racista" no debía limitarse á un chispazo sin importancia en las Villas y á un alzamiento de fuerza más aparente que real en las serranías orientales.