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Allí aprendió Roger lo que el lujo y el buen gusto significaban, sobre todo al comparar aquellos festines con las frugales comidas del convento y la parsimonia de la mesa de Morel.

En vez de los arranques poéticos del primero, encontramos en la segunda la más prosáica parsimonia; en vez de la abundancia y de la verdad de los motivos dramáticos, una acción mutilada en todas sus partes y sin dote alguna artística; en vez de la rapidez arrebatadora del diálogo, una conversación lánguida; en vez del sonido harmonioso que arrebata y de las rimas diversas que encantan el oído, el arrastre monótono de los alejandrinos.

Halló ser verdad cuanto le había anunciado el prohombre y aun algo más en lo tocante a bienes de fortuna: vio una casa chapada a la antigua, tosca y popular en sus usos, pero honrada en todo, y un caudal sólido y seguro, diariamente acrecido por la celosa administración del señor Joaquín y su sencillez y parsimonia.

Todos los mozos usaban el «lástico» encarnado, y verde todos los viejos, y todas las mujeres llevaban la «manta» o chal de parecido color y cruzado de igual modo sobre el pecho y los riñones; en todas y en todos abundaban el tipo rubio y la línea curva, no sin gracia, con tendencia al cuadrado hacia los hombros; todos y todas andaban, hablaban y se movían con la misma parsimonia, y en todas las caras, viejas y juveniles, se notaba la misma expresión de bondad con cierto matiz de sobresalto, como si la continua visión de las grandes moles a cuya sombra viven aquellas gentes, las tuviera amedrentadas y suspensas.

Conque, ya lo he indicado, y aquí lo consigno, y sirva esto de corolario al capítulo anterior, á la vez que de segundo AXIOMA: La Granadina es una andaluza seria. Tan rara seriedad no tiene nada que ver con la inalterable circunspección, con la espetada tiesura ni con la solemne parsimonia de las pobladoras de otras regiones de España.

Calculad ahora mi inquietud ante esta entrevista. Yo la conozco un poco; pero he mantenido siempre con ella un trato ceremonioso. Acabada de vestir, me doy un par de vueltas en el espejo, ensayando gestos y posturas de cierta gravedad; procuro, a la vez, serenarme, y me dirijo al saloncito con paso firme, no exento de parsimonia. ¡Misia Melchora! ¡qué sorpresa!... ¿La sorprende a usted mi visita?

Aunque antes aludimos al talento de Calderón para dibujar caracteres diversos, y ofrecer en su conjunto la vida y el mundo, que lo rodeaba, debemos lamentar, no obstante, que se haya creído obligado, siguiendo la dirección exclusiva de su espíritu, á usar con tanta parsimonia de este talento, circunscribiéndose voluntariamente á tan estrecho y limitado círculo.

Schack, para hacer en su libro todas las correcciones y variaciones que estime convenientes, no se propone usar de ellas sino con la mayor sobriedad y parsimonia, para no desnaturalizar su índole ni disminuir su mérito, y porque entonces, en vez de ser un libro escrito por un extranjero en honra y loor de España, perdería este carácter que tanto lo enaltece á nuestros ojos. D. Mariano Catalina.

El cual, vuelto enseguida hacia el retablo y después de persignarse con gran unción y parsimonia, cruzó las manos sobre el palo pinto y comenzó a rezar en voz muy alta por el alma de su padre.

En estos casos ya se clareaba Chisco un poco más, y le notaba yo el gozo con que saboreaba los «atragantos» de su rival, y hasta me pagaba el favor en una mirada dulzona, con su poco de guiñada. Y eso que estaba yo convencido de que llevaba la carga de sus amores con la misma acompasada parsimonia que las llevaba todas y me acompañaba a por los vericuetos y hondonadas de los montes.