United States or Ghana ? Vote for the TOP Country of the Week !


Por un camino real que atraviesa los campos de Castilla rayanos con Andalucía, jinete en una mula parda, mal esquilada y sucia, va un hombre joven y de hermosas facciones, pero ojeroso, triste, pálido, callado, dejando al animal que arregle a su capricho el paso, sin hostigarle con espuela ni palo. En el cielo, de un azul purísimo, no flota la más ligera nube.

El hueco del balcón donde destaca la gallarda figura esfumada en el incierto resplandor del amanecer; las gentiles formas ceñidas por un abrigo de viaje; el rostro pálido y ojeroso; aquellos labios huérfanos del beso; aquel pecho sin corsé, cuya blandura descansaba, no en las avariciosas manos del amante, sino en la fría barandilla de hierro..., el ánimo combatido por la desesperación, el cuerpo invadido de laxitud... y el sol oculto entre un cendal de nubes, como pesaroso de alumbrar tanta tristeza.

Estás paliito y ojeroso como un chavaliyo de quince años. Me da lástima de ti y no quiero que te ahoguen las fatigas. Si deseas que Soleá te quiera como antes y se case contigo pásate mañana por mi casa y te daré el remedio... ¡Pero cuidao que digas al lechonaso de Antonio!... Ve á la hora en que está en la oficina... Ya sabes, después de las diez.

Me levanto de la cama y escribo estos cuatro renglones en un estado casi febril. Todo el mundo nota que ando ojeroso y pálido estos días.

Yo, cuando subo a casa de un pobre y me entero de su vida, y le socorro y le aconsejo; cuando doy vueltas por Madrid buscándole alguna colocación, estoy entretenidísimo, tanto como cualquier señorito en los bailes de Montijo, con la diferencia de que mientras él llega a casa al amanecer, hastiado, ojeroso y mustio, yo me acuesto tranquilito a las doce, y si he hallado empleo para mi hombre, me duermo más contento que el Rey de Prusia, y si no lo he hallado, me levanto por la mañana con ánimos para revolver todo Madrid... Dime ahora, ¿quién entiende mejor la vida, él o yo? ¿Quién es aquí el egoísta?... Voy a ponerte otro ejemplo.

A la mañana siguiente se levantó un poco pálido y ojeroso, pero firme y resuelto a proseguir su obra de regeneración, a despecho de todos los obstáculos morales y materiales que surgiesen en su camino. Aquella noche de insomnio, en vez de enflaquecer su ánimo y despegarle de su empresa, le confirmó en ella, le dió alientos para llevarla a feliz remate.

El padre se durmió, por último, pero con un sueño que asustó bastante a su fiel criado; sueño fatigoso, acompañado de un ronquido o silbo a manera de estertor. Su rostro estaba demudado y más pálido y ojeroso que ordinariamente. Ramón, con todo, tal respeto tenía a las órdenes que su amo le daba, que no se atrevió a llamar al médico. Tampoco se atrevió a despertar al Padre.

Don Saturnino Bermúdez, pálido y ojeroso, con una sonrisa cortés que le llegaba de oreja a oreja, venía detrás, solo, también hecho un loquillo de la manera más desgraciada del mundo. Daba tristeza verle divertirse, saltar, imitar la alegría bulliciosa de los otros.

La novela quedó deshecha en un instante. En su vista el delegado y Mario tornaron el tren de la mañana para la capital, por ir más de prisa. El cojo quedó detenido por si acaso, y se dio orden para que se le trasladase a Madrid. Mario, profundamente abatido, guardaba silencio mientras el tren se acercaba velozmente a la capital. Las lágrimas corrían a menudo por su rostro pálido y ojeroso.

Deshiciéronse los grupos para esparcirse por el paseo, y en este desbande general, Ojeda y Maltrana se encontraron frente a frente. Isidro fijó sus ojos con maliciosa expresión en la cara de su amigo. ¿Qué tal la noche?... Fernando hizo un gesto de indiferencia. Muy bien. Le veo a usted pálido añadió aquél , algo ojeroso.