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Debemos advertir que doña Ana no había oído nunca hablar ni al rey ni al duque de Lerma; y que la voz del duque, por la soberbia de éste, y su gran aprecio de si mismo, tenía un timbre particular, hueco, campanudo, grave, que daba á conocer al gran señor que habla siempre mandando, imponiendo, obteniendo inmediatamente una respetuosa obediencia. Retiráos abajo, Montiño añadió el duque.

Conociola perfectamente cuando entró en terreno claro, donde no oscurecían el suelo árboles ni zarzas. La Nela avanzó después más rápidamente. Al fin corría. Golfín corrió también. Después de un rato de esta desigual marcha, la Nela se sentó en una piedra. A sus pies se abría el cóncavo hueco de la Trascava, sombrío y espantoso en la oscuridad de la noche.

No os riais, vosotros que no creeis en la imaginacion, para tributarla homenaje á cada momento, cuando menos os lo parece, como aspirais la atmósfera cuando menos os apercibís. ¡No os riais de ese éter divino, destinado á no dejar vacío ningun hueco en el ánfora de la vida; no os riais!

Pero en cuanto a vos, maese Tookey, haríais bien en limitaros a vuestro amén. Vuestra voz no es mala cuando la guardáis en la nariz. Es vuestro interior el que está mal dispuesto para la música: no vale más que el hueco de un zueco.

Ahora la máquina hace eso. Ponen el recorte de figura de espumadera en uno como yunque, que por la cabeza, donde cae lo redondo, está vacío: de arriba baja con fuerza el mortero, que tiene por debajo un huevo de hierro, y mete lo redondo del recorte en lo hueco del yunque. Ya está la cuchara.

Le dieron congojas tan fuertes, que se le acababa la respiración... Noté también que su voz parecía salir del hueco de un cántaro muy hondo, y sonaba como lejos... La cara la tenía muy arrebatada, y los ojos hundidos, pero muy brillantes.

Pero se había engañado el sargento mayor al decir que la niebla les favorecía. Al salir ellos, de entre el hueco de una de las pilastras de la puerta por la que habían salido, se destacó un bulto informe y se puso en su seguimiento. Era el bufón.

Cabalmente el desmonte de la gran mata silvestre que obstruye el hueco ó caverna del declive meridional de la plaza alta, era una de las primeras instrucciones que habiamos dirigido á la comision de Córdoba; y por otra parte el vaciado de la escavacion practicada no podia ampliarse útilmente en siete dias que faltaban hasta fin de mayo no cortando matas ó arbustos.

Y las pobres chermanetes, goteando por todos los pliegues de sus vestiduras, avanzaban en aquella atmósfera casi líquida, obscura, tempestuosa, cortada a trechos por el crudo resplandor de los hachones. Los músicos probaban los instrumentos preparándose a soplar la Marcha Real. En el hueco iluminado de la puerta se marcó algo que brillaba sobre las cabezas como un ídolo de oro.

Algunas veces penetraba en el hueco de un tajo, pero se encontraba sin salida y volvía atrás y de nuevo seguía el curso de la mina. Al cabo volvió á percibir otro rayo de luz. Su corazón se dilató con la esperanza de hallar salida. Pronto se disipó no obstante: la luz procedía de otro respiradero. Sin embargo, al acercarse á él observó que era menos largo que los otros.