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Faón jamás había sentido celos de Talín, quizá porque la figura de éste no podía inspirarlos, quizá también porque ya estuviese hastiado de su ardiente amiga y meditase abandonarla.

Jugando o viendo jugar estaba siempre algún joven pálido, ensimismado, que afectaba despreciar los vanos placeres hastiado tal vez, y preferir los serios cuidados del solo y el codillo. Examinar con algún detenimiento a los habituales sacerdotes de este culto ceremonioso y circunspecto de la espada y el basto, es conocer a Vetusta intelectual en uno de sus aspectos característicos.

Alguien que se precia de hastiado, de descontentadizo, de difícil, quedó tan hechizado que os siguió. Doña Beatriz se puso colorada otra vez. ¿Cómo sabes eso? dijo. El me lo ha dicho. ¿Quién? ¿Quieres que te regale el oído? El Conde de Alhedín, la flor de los elegantes, el más guapo de nuestros pollos. Sería por mi hermana. De eso no me ha dicho el Conde palabra.

Hízose entonces más devoto que nunca, redobló las penitencias, inventó cilicios especiales y feroces disciplinas, sumergiose en incesante plegaria. Su espíritu, hastiado del mundo, buscaba ahora confortarse con el ensueño de la otra vida; pero allí también hallose con tremenda incertidumbre: ¡el destino de su alma, su salvación!

Soy una persona decente, porque soy rico, y lo fue mi padre y también lo fueron mis abuelos. Porque soy rico y persona decente me fastidiaba en aquella época. Ahora no me fastidio: ahora agonizo. Pero en aquella época estaba hastiado. A los veinticuatro años había viajado mucho, y de mis viajes sólo había sacado en limpio una suma enorme de recuerdos embrollados.

A punto estuvo Thiers de incomodarse, pues la benevolencia de su amigo como que parecía preludio de una defección. Siguió Bringas desfogando su ira contra los progresistas, la Milicia Nacional, Espartero, sin olvidar el chas-cás; contra el titulado Himno de Riego, contra los llamados demócratas y todo bicho viviente, hasta que Pez, hastiado, llevó la conversación al asunto de su viaje.

Le presentaba primero fresco, colorado, alegre, como una flor, lleno de gracia, de sueños de grandezas, esperanza de los suyos y de la patria... y después, seco, frío, hastiado, mustio, inútil. Casi siempre se olvidaba de decir la que les esperaba a las víctimas del vicio en el otro mundo. Aquella moral utilitaria la entendían las señoras y los indianos perfectamente.

Salir a la puerta es asomarse, un poco indeciso, un poco hastiado, mirar al cielo, escupir, saludar a un transeúnte, auparse el pantalón... y volverse adentro, hasta otra media hora, en que volver a salir, también cansado, también indeciso, a escudriñar la monotonía del cielo y la soledad de la calle.

Come lo que te basta; no sea que hastiado de ella, la vomites. 17 Detén tu pie de la casa de tu prójimo, no sea que hastiado de ti te aborrezca. 21 Si el que te aborrece tuviere hambre, dale de comer pan; y si tuviere sed, dale de beber agua; 22 porque ascuas allegas sobre su cabeza, y el SE

Benedicta y Aquilino se dieron tanta prisa que, medio año después de la escapatoria, hastiado el galán se despidió a la francesa, esto es, sin decir abur y ahí queda el queso para que se lo almuercen los ratones, y fué a dar con su humanidad en el Cerro de Pasco, mineral boyante a la sazón.