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Estos superiores o vicarios cuidarían de que ningún religioso se ausentase de su pueblo sin legítima causa, harían que todos cumplieran con las cargas anexas al curato, procurarían que la falta que ocurriese de cura en un pueblo la supliese el de otro, y que las vidas y costumbres de todos fueran ejemplares.

El ministro de la Justicia, á quien fui á visitar con el fiscal del Tribunal supremo, se interesa prodigiosamente en este asunto. Es un ardiente liberal á quien gustaría que en su tiempo ocurriese la reparación de una gran injusticia. Nos han fastidiado mucho, desde hace algún tiempo, con las revisiones aventuradas y estamos encantados de intentar una ventajosa.

El pobresillo está negro como un carbón. ¡Da lástima verle!... A las once, ¡al agua! Si usté quiere presensiá esa cosa... Al volver juntos hacia el castillo central, don Carmelo quedó un instante en suspenso, como si se le ocurriese una idea. ¿Por qué no llamaban a don José, aquel cura español?

Qué causas ni qué.... Baje usted la cabeza.... Así.... Aunque estamos solos no quiero gritar mucho.... Agarrado don Eugenio al montecristo de su compañero, le explicó desde cerca algo que las alas del nordeste se llevaron aprisa, con estridente y burlón silbido. ¡Caramelos! rugió el arcipreste, sin que se le ocurriese una sola palabra más.

Las vírgenes locas se iban sin ruido, sin frases heroicas, sin dos líneas en los periódicos. Sus relaciones mundanas las habían aprovechado para conseguir rápidamente sus deseos. Marchaban á Verdún, á la frontera, al lugar del peligro, donde todos esperaban que ocurriese el primer choque. Llevaban una carta para los directores del servicio sanitario.

Las sesiones nocturnas en el fumadero, amoríos, golpes, el desafío de Río Janeiro, que por poco me cuesta un pie, millones en oro acuñado debajo de nuestras plantas, un cadáver de iluso echado al mar, quince noches pasadas junto a otro cadáver que también representa millones... ¡qué novela! ¡Y yo que he pasado en Madrid meses y meses de casa al café, del café a la redacción y de la redacción a otros sitios... sin que me ocurriese nada extraordinario!... El único remordimiento que siento después de tantos sucesos es el de mis insolencias involuntarias con la pobre doña Matutina y los sustos que he dado a su guardián. ¡Que ella me perdone! ¡Lástima no habernos conocido un poco antes, para que me hubiese dedicado un pequeño recuerdo en su testamento!...

La señora González celebró que ambos jóvenes fueran amigos y luego deploró que Adriana, por la hora, hubiese tenido que marcharse. Lo malo ha sido que a usted se le ocurriese venir tan tarde, añadió dirigiéndose a Muñoz y esto le sucede por andar tan perdido de aquí, donde se le aprecia y se le quiere tanto.

Los cielos abiertos vio Rosalía cuando Torres le dio estas noticias, y todo pareciole poco, rédito y corretaje, para el gran favor que se le hacía. Con los tres mil ochocientos reales tendría bastante para su objeto, y aun le sobrarían unos seis duros para algo imprevisto que ocurriese. Todo quedaría arreglado al siguiente día 2 de Agosto.

Llamó varias veces á su doncella que iba de un lado á otro, llevando dobladas sobre el brazo muchas piezas de ropa interior y varios vestidos. Toda la servidumbre cambiaba signos de asombro, como si en la casa ocurriese algo extraordinario. Doña Cristina revolvía su olvidado guardarropa.

A riesgo de que nos ocurriese un percance, nos echamos á andar y abrir puertas, y entramos á cuantos salones y aposentos hallamos abiertos, sin encontrar alma viviente. El palacio parecia mas bien un inmenso sepulcro que una residencia de corte. Donde quiera reinaban en los muebles y adornos la sencillez, la modestia y la economía.