United States or Oman ? Vote for the TOP Country of the Week !


Por la doble escalinata de la basílica subían y descendían mujeres vestidas de blanco, con un temblor de tocas que les daba de lejos el aspecto de palomas aleteantes. Eran enfermeras, damas de la Caridad guiando los pasos de los heridos. Desnoyers creyó reconocer á Margarita en cada una de ellas. Pero la desilusión que seguía á tales descubrimientos le hizo dudar del éxito de su viaje.

Me siento bien.... Solamente la debilidad me atormenta.... Y como he perdido enteramente el apetito, no puedo vencerla.... Vamos a ver, Iradier dijo encarándose de nuevo con el médico que estaba de pie frente a ella , de manera que usted se encargará de vigilar a las criadas y enfermeras para que nunca dejen de guardar las debidas consideraciones a las viejecitas ¿no es cierto?

LA ENFERMERA. ¿Qué duda cabe...? Si yo fuera la dueña, querría que todos los heridos viviesen en un sueño espléndido. ¡Que las enfermeras, sin excepción, fuesen lindas y cariñosas...! No prohibiría ni el tango ni el flirteo. Ponga usted aparte los atacados de altas fiebres. Los demás tienen un padecimiento terrible: el aburrimiento.

Damas muy distinguidas organizaron sanatorios bajo la égida de la «H. D. G.», y ganaron la cruz de guerra. Los cursos para enfermeras benévolas se dan siempre en el amplio hotel cedido por la señora condesa de los Charmes, en la calle Spontini. Allí está instalado un hospital escolar, donde los peludos son cuidados y mimados.

Para nosotras, lo mismo que para los militares, la guerra es una ocasión de sacrificio y de actividad. ¡Dios me libre de desearla! La creo fatal y quiero preparar un equipo de mujeres superiores, que suplirán a los hombres de ciencia. ¡Ah! Le advierto que no quiero enfermeras demasiado elegantes. ¡Nada de rojo en los labios, ni de pintura, ni de vestidos de carnaval, ni de perfumes...!

Lo que no tolero, es que dejen a papá solo y esté la casa hecha un asco. Yo no puedo permanecer aquí constantemente; y, además, su situación exige cuidados que un hombre no puede ni sabe darle. Consentiré que mamá y Leocadia sean devotas; pero antes tienen que ser lo que han sido hasta ahora, mujeres de su casa y enfermeras de mi padre.

LA ENFERMERA. ¡No, hija mía...! Cuando haya cuidado usted a algunos heridos se iniciará en el flirteo, que acerca al enfermo a su ángel de la guarda. Todas estas viejas hadas, la generala de las enfermeras y la marquesa de las parlanchinas, no saben lo que es cuidar hombres.

La señorita Sita Volanges, siguiendo las exhortaciones de su amiga íntima Vera Shrestenieff, se ha alistado bajo la bandera de las «Hijas de Galia», Sociedad para la educación de las enfermeras benévolas; las Hijas de Galia se cubrieron de gloria durante la guerra: instalaron ciento cuarenta hospitales en el frente; desafiaron los bombardeos; veinte enfermeras de la Sociedad fueron muertas; ciento cincuenta resultaron heridas; la Casa fué mencionada muchas veces en la orden del día.

No dió un grito, no se quejó; se fué como había vivido... Las enfermeras cuentan que el cadáver sonreía; un cadáver ligero como una pluma. En torno de la tumba se ennegrecen varias coronas, lo mismo que si las hubiese chamuscado un incendio. Toledo rebusca entre estas ofrendas de las compañeras de la difunta, hasta señalar un manojo de rosas frescas que empiezan á marchitarse.

Aquellas gentes comían: las duras enfermeras se habían instalado en su cocina... Pero transcurrió el tiempo sin encontrar quien se apiadase de su persona, arrastrando su debilidad de un lado á otro, viejo con una vejez de miseria, sintiendo en todo su cuerpo la impresión de los golpes recibidos en la noche anterior.