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Porque yo tengo la costumbre de dar forma literaria al pensamiento, usted encuentra probablemente en mis palabras la exageración del artista. ¿No ha sospechado usted ya que he recurrido a los artificios del arte para expresarle mis sentimientos? Era verdad. Por más que Ferpierre se inclinara a compadecerse sinceramente del dolor de Vérod, desconfiaba de él.

Veíala entonces o por lo menos así me gustaba verla, triste y muy sinceramente afligida, pero no colérica, escuchándome con la compasión de una amiga impotente para consolarme y por elevación de espíritu y por indulgencia, dispuesta a compadecerse de aquellos grandes males efectivamente irremediables.

El Capellanet pareció compadecerse de la simpleza del señor. «¡Mucho ojo, don Jaime!

Al entrar en el comedor, Maltrana se vio saludado por sus compañeros de mesa con guiños maliciosos. El viejo doctor Rubau, siempre de negro, parecía compadecerse, con un gesto de cansancio, de las falsas ilusiones de la vida. «¡Ah, juventud, juventud!...» No le habían dejado dormir tranquilamente gran parte de la noche.

Si tuviera todavía la fe del niño que balbucía, confiaría la angustia de mi alma al Dios Todopoderoso, al buen Dios pero a nadie tengo en el Cielo ni en la tierra que pueda compadecerse de , a nadie más que a tu imagen transfigurada. ¡Pobre de ! Ella también se aparta de , ella también se oculta llorando cuando este demonio se presenta a mi alma.

No le quedaba ni el consuelo de compadecerse; merecido tenía todo aquello; el mundo era como el confesonario lo mostraba, un montón de basura; las pasiones nobles, grandes, sueños, aprensiones, hipocresía del vicio.... Buena prueba era él mismo, que a pesar de sentirse enamorado por modo angélico, caía una y otra vez en groseras aventuras, y satisfacía como un miserable los apetitos más bajos.

Ojeda, en vez de contestar afirmativamente, parecía compadecerse de ella, con la misma conmiseración que si fuese una enferma. ¡Ah, cabeza loca!... Bastante la había hablado en la noche anterior para hacerla comprender lo absurdo de su proposición.

Joaquinita se extendió bastante a relatarme los pormenores de la pasión del comandante. Aunque envuelto en frases muy lisonjeras para éste, pude adivinar cierto rencor en su relato, y alguna fruición al compadecerse de su malandanza. Nos interrumpió la voz de una señorita pequeña, chatilla, regordeta, que colocada frente al piano cantaba el rondó final de Lucía. No hubo más remedio que escucharla.

No comprendo lo que quiere usted decir le dije, resentido de ver la acusación que hacía a mi más íntimo amigo. Seton ha sido mejor amigo que yo para con el pobre Blair. Fray Antonio se sonrió de un modo extraño y misterioso, como sólo el sutil italiano puede hacerlo. Pareció compadecerse de mi ignorancia, y tuvo deseos de burlarse de mi fe en la sinceridad de Seton.

Pepe concluyó por sufrir con paciencia aquel tono entre cínico y burlón de su querida. A fuerza de charlar logró hacerlo desaparecer. Clementina, cuando estaba tranquila, era afectuosa, alegre, pronta a compadecerse y a los rasgos de generosidad; su rostro, tan bello como original, no adquiría nunca dulzura, pero una expresión bondadosa y maternal que lo hacía muy simpático.