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Y cuando esta naturaleza tropezaba en su desenvolvimiento con algún obstáculo que la afeaba, estos pintores, guiados por su instinto, la interpretaban, le arrancaban su secreto deseo y la ayudaban á expresar claramente lo que sólo torpe y confusamente balbucía. No es, pues, indiferente el asunto ó tema en que la pluma de un escritor se ejercite.

Eres una ingrata, una mala hija... Después de lo que he hecho por ti, me niegas este último consuelo... ¿Es esto caritativo? La anciana se agitaba, presa de una excitación febril y balbucía palabras entrecortadas. Liette vacilaba...

El anciano teólogo se detenía a menudo, balbucía olvidando alguna demostración, pero súbito tomaba vuelo y se lanzaba vigoroso sobre las premisas, haciéndoles sudar inmediatamente las conclusiones apetecidas. ...Todo lo que se mueve se mueve por algo. O lo que mueve es movido o no. Si no se mueve, tenemos lo que buscamos, un móvil inmóvil, y a esto llamamos Dios.

Cuando se aprovechaba una de estas coyunturas para darle unos sorbos de caldo o la «cucharada» medicinal que «le correspondía», tomábalo entre quejidos y balbucía protestas iracundas. Cerca del mediodía se despejó un poco y nos ponderó mucho lo mal que se encontraba. Llegó en esto Neluco, y ni por cortesía intentó convencerle de lo contrario.

Su alta estatura, su ademán de indignación suprema, la asemejaran a bello mármol antiguo, si la bata de merino negro no borrase la clásica semejanza. Don Ignacio balbucía la leonesa usted se engaña, se engaña.... Yo no le quiero a usted... es decir, de ese modo, no, nunca. Atrévete a jurarlo rugió él. No... no, me basta decirlo replicó Lucía con creciente firmeza . Eso no.

Trató de sonreír a la vez que balbucía un agradecimiento; pero, a pesar de sus esfuerzos, podía leerse en su fisonomía una inquietud cruel. Me imagino que teméis perder vuestro empleo después de la partida de Elena; estáis equivocada, Marta; he convenido con Mathys que permaneceréis en Orsdael hasta vuestro casamiento, y aun después, si así lo queréis. Me agradaría mucho que hicierais esto último.

Raúl balbucía y se contradecía mil veces, fingiendo una cortedad que era un homenaje a la virtud de la huérfana, que no podía menos de agradecérselo. Así, cuando el joven se despidió deshaciéndose todavía en excusas, Liette pensó sin la menor sospecha: ¡Pobre muchacho! Bonitas comisiones le encarga su tío...

Este, con las mejillas enrojecidas y la nariz más encorvada que nunca, arañó los brazos de su sillón, mientras el buen Flimnap, avergonzado por el incidente, balbucía sus explicaciones. Le pregunto, gentleman, si después de haber escuchado lo que dije sobre los diversos períodos de nuestra literatura no cree usted que el poeta Momaren resulta el más eminente de todos en el género sentimental.

Si tuviera todavía la fe del niño que balbucía, confiaría la angustia de mi alma al Dios Todopoderoso, al buen Dios pero a nadie tengo en el Cielo ni en la tierra que pueda compadecerse de , a nadie más que a tu imagen transfigurada. ¡Pobre de ! Ella también se aparta de , ella también se oculta llorando cuando este demonio se presenta a mi alma.

Está usted condenada sin remisión. Al Padre Alesón, para ser todo lo imponente que él pretendía, le faltaba la voz tonante. Pero como la Xuantipa tenía tanto miedo al infierno, oía la voz de flautín del fraile como si fuese una trompeta del juicio final. Señor, perdón... balbucía, temblorosa. Cállese usted, boca sulfúrea.