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Y, mira, no te irrites; pero por lo que me gusta Mendizábal, es por haber sido quien ha hecho más daño a la Iglesia. ¡Callad, hijos míos, callad! gritó don José: ¿Vais a reñir ahora? Yo no diré tanto; pero Mendizábal fue un gran hombre. ¡Cuidado si tuvo mérito sacar la quinta de los 100.000 hombres! Tirso hacía inútiles esfuerzos por disimular su disgusto.

Apenas cerrada la noche, cuando los trabajadores habían terminado su cena, muchos chiquillos y mujeres se encaminaban á la casa de Pirovani, sentándose en el suelo á alguna distancia de ella, para contemplar las ventanas, levemente teñidas de rojo. Si algunos niños impacientes empezaban á perseguirse en sus juegos, las madres les imponían silencio: ¡Callad, malditos, que la señora va á cantar!...

Callad con ese espectro de noche, verdacho como una aceituna, soberbioso y figurero como un rey de farándula, que no le quisiera yo para , con ser viuda y quintañona. De otro digo, rubio como un ángel y el más alindado de los galanes. ¡Ah, quién me diera vuestra doncellez para dejarle hacer su deseo! ¿Qué nuevo presente os ha enviado el regidor? ¿Qué manto, qué sortija, qué conservas?

¡Eh! ¡callad! ¡callad por Dios! dijo el cocinero , que parece que se acerca gente. En efecto, se oían pasos fuera del calabozo y en dirección á él. Todos se callaron y se acurrucaron cada cual en su sitio. Después de haber crujido tres llaves y tres cerrojos la puerta del calabozo se abrió, y un carcelero dijo desde ella: Señor Francisco Martínez Montiño: salid.

¡Después de los cocodrilos los piratas! exclamó Cornelio . ¡Qué dichoso país y qué hermosa noche! ¡Callad! dijo el Capitán. Se inclinó hacia el agua y escuchó. dijo, después de algunos instantes . Deben de ser los piratas que vienen río arriba. He oído el batir de muchos remos. ¿Suben con las piraguas?

-Callad, Sancho -dijo don Quijote-, y no interrumpáis al señor bachiller, a quien suplico pase adelante en decirme lo que se dice de en la referida historia. -Y de -dijo Sancho-, que también dicen que soy yo uno de los principales presonajes della. -Personajes que no presonajes, Sancho amigo -dijo Sansón.

¿Pero tan importante es esta mujer? No lo , pero pudiera serlo. La enamoraré. ¡Callad! ó más bien... ¿y qué tal, qué tal os fué el último año en Alcalá? Dorotea acababa de entrar en la sala. ¡Cómo! ¿este caballero es estudiante? dijo dejando sobre una mesa dos botellas. Y de teología dijo Quevedo.

Si teneis interes en ello, tomad vuestro partido con presteza; si no callad; no juzgueis temerariamente; pero rogad á Dios por ambos, que las oraciones podrán no ser inútiles. Estais en el gobierno, los tiempos son malos, la época crítica, los peligros muchos. Uno de vuestros dependientes encargado de un puesto importante se halla asediado noche y dia por un enemigo que dispone de largas talegas.

Os reiréis de , y creeréis hacerme mucho favor llamándome solamente loco. Yo escribo para los que sufren; para los que lloran. Los que no veis la vida sino al través del escepticismo, no podéis comprenderme. ¡Callad! porque si estoy loco, mi libro es una verdad. La verdad de la locura. ¿Estáis vosotros seguros de que tenéis razón? ¡Ah! ¡ah! ¡ah!

Violentos murmullos interrumpieron el discurso, que no pudo reanudarse: los frailes dejaron sus asientos y se arremolinaron por grupos, voceando y gesticulando sin hacer más caso del Superior que de la carabina de Ambrosio; los de un corrillo pasaban á otro, como consultándose mutuamente; la confusión y el tumulto crecían por instantes; el Superior, turbado ante aquella especie de motín, no sabía qué hacerse; hasta que, por último, dominando toda la gresca y baraúnda, se oyeron las voces de «¡Silencio! ¡Callad! ¡Que hable el P. Procopio! ¡Silencio