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Otros empleados de la plaza corrían de un lado a otro con grandes espuertas de arena, arrojándola a montones sobre los charcos de sangre y los cadáveres de los caballos. El público estaba de pie, gesticulando y vociferando. Sentíase entusiasmado por la fiereza de la bestia y protestaba de que en el redondel no quedase ni un picador, gritando a coro: «¡Caballos! ¡caballos

Al llegar a la puerta de la casa, salió Isabelita al encuentro de su mamá gritando con inocente júbilo: «¡Papá ve, papá ve!». Entraron apresuradamente Rosalía y Pez, poseídos de gozo por tan buena nueva, y vieron a D. Francisco que se paseaba de largo a largo en Gasparini con la venda alzada, gesticulando, tan nervioso y excitado que parecía demente.

Era un empleado, un padre de familia; pero ¿dónde estaban sus actos? ¿Qué había hecho? Buscó en los repliegues de su memoria, recorrió mentalmente los años pasados, como se recorre con los dedos el teclado de un piano, y los halló vacíos, desprovistos de sentido. «¡Vamos, señorita! balbuceó con la cabeza baja y gesticulando . Es idiota creer que soy un espía. ¿Yo espía? ¡Qué insensatez!

, se calmará ... un poco. Y se pondrá contento. Contento, no. Cuidado: por usted no estará triste. Esto, que podía pasar por una galantería, no hizo efecto ninguno en Clara. Volvióse para mirar á Elías, que continuaba en la misma postura, gesticulando á solas. De tiempo en tiempo profería sus adjetivos predilectosMalvados, perros!"

Aquella legión de diablos le rodeó, dando alaridos; un bastonazo le derribó la chistera tornasol, y empujón va, empujón viene, le dieron el gran manteo, entre risas y burlas. Como pelota, iba de un lado al otro, sudando, gesticulando, descompuesto. Quilito le arrancó uno de los faldones y lo izó en la punta de su bastón. ¡Basta, dejémosle! gritó Jacinto.

Vamos, que sentía de veras no estuviese delante de él en el sillón de hule la propia viuda de Jáuregui en imagen corpórea, porque de fijo le diría lo mismo que estaba diciendo ante su imagen figurada y supuesta. Después salió otra vez al pasillo, donde continuó la perorata, paseándose de un extremo a otro, y gesticulando a favor de la oscuridad.

Y en el agua del arroyuelo se reflejó una vez más la colérica imagen de Perla, coronada de flores, golpeando el suelo con el pie, gesticulando violentamente y apuntando con el dedo índice al seno de Ester.

En el ofertorio se levantaron todos los hermanos, trayendo cada uno su ofrenda á la Reina de los Angeles; unos callados, otros recitando versos, otros cantando, y hubo un joven, que obtuvo los mayores aplausos, el cual, representando el personaje de un mudo y accionando y gesticulando para que la Virgen concediera á todo el pueblo salud y abundancia de pan, de vino y ganados, lo expresó con sus movimientos tan viva y elocuentemente, que con mayor claridad y distinción no hubiese dado á entender con palabras sus pensamientos. ¿Qué no hubiese hecho, si desde su niñez lo enseñaran maestros idóneos?

Debía de ser alguna de las jefas, porque los grupos se espaciaron dejándola avanzar hasta la caja del coche, mientras ella, gesticulando enérgicamente, decía con los brazos en alto: ¡Compañeras, quietas! ¡Chicas, no tiréis! ¡Dejadme hablar... no seáis bestias! Viendo a aquella mujer, la más joven de ambas damas, dio un grito de asombro y de sorpresa, exclamando: ¡Manuela! ¡Yo soy señá duquesa!

Ben Zayb, la única cabeza pensante, no lo sabía: él no se dedicaba á aquella industria. ¡De caracolitos, hombre, de caracolitos! contestó el P. Camorra; no se necesita ser indio para saberlo, ¡basta tener ojos! ¡Justamente, de caracolitos! repetía don Custodio gesticulando con el dedo índice; y ¿usted sabe de dónde se sacan? La cabeza pensante tampoco lo sabía.