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Conozco que aquello es algo; conozco esta relacion con sus formas; conozco que estas se hallan en aquel sujeto, y no son el sujeto; aquí encuentro el límite de mi conocimiento. Al objeto que corresponde á esta idea compuesta de ser permanente y de su relacion á varias formas, á esto lo llamo substancia corpórea.

Lo que nosotros podemos decir es que la experimentamos, y que toda la naturaleza corpórea se nos ofrece bajo la forma de extensa: en pasando de este punto afirmamos sin ningun fundamento, sustituimos á la realidad un juego de nuestra fantasía.

Las leyes inviolables, que en su modo de obrar guarda la naturaleza corporea, observadas por la recta aplicacion de nuestros sentidos, son objetos de conocimientos claros, y de principios indubitables.

Conocemos que existe, pero no alcanzamos á explicarlo. Probablemente es inexplicable sin la intuicion de la misma esencia de las cosas; y esta intuicion nos falta. Pero esta idea no es la de una substancia indeterminada, sino la de substancia corpórea; y preciso es confesar la dificultad de concebir una substancia corpórea particular sin ningun accidente.

Esto hace, continuó el médico sin alterar la voz, ni fijarse en la interrupción, pero poniéndose en pie frente al extenuado y pálido ministro, que una enfermedad, que un lugar llagado, si podemos llamarlo así, en vuestro espíritu, tenga inmediatamente su manifestación adecuada en vuestra forma corpórea. ¿Quisiérais que vuestro médico curara el mal físico?

Y el objeto de estas no es la substancia en su íntima naturaleza, sino sus calidades en cuanto afectan nuestros sentidos. En toda substancia corpórea no concebimos sino una unidad facticia por decirlo así: pues lo que en ella permanece, no es uno, sino un agregado de muchos, como lo manifiesta la divisibilidad de la materia.

Como la casa era tan espaciosa que a no ser por su sencilla rustiquez y carencia de adornos arquitectónicos, pudiera pasar por palacio, don Andrés, refugiado en sus habitaciones del piso principal, se sustraía al bullicio, y, según he indicado ya, estaba tranquilo. Enciéndase, con todo, que esta tranquilidad no era mental, sino corpórea. Mentalmente el cacique estaba agitadísimo.

. Véase pues cuán sin fundamento se apela á la experiencia para combatir la existencia de una causalidad corpórea, y cuánto mas acordes van con dicha experiencia los filósofos que otorgan á los mismos cuerpos una actividad verdadera. Es indudable que concentrando la atencion por medio de un acto libre de la voluntad, experimentamos una produccion de imágenes y de ideas.

Vamos, que sentía de veras no estuviese delante de él en el sillón de hule la propia viuda de Jáuregui en imagen corpórea, porque de fijo le diría lo mismo que estaba diciendo ante su imagen figurada y supuesta. Después salió otra vez al pasillo, donde continuó la perorata, paseándose de un extremo a otro, y gesticulando a favor de la oscuridad.

Aunque los sentidos no nos ofrezcan la intuicion de ninguna actividad corpórea, nos presentan no obstante una continua serie de mudanzas, con un órden fijo en los fenómenos del mundo corpóreo; y si algo valen para inferir la verdadera actividad de unos sobre otros, la coincidencia de sus relaciones en el espacio y en el tiempo, la constante sucesion con que vemos que los unos vienen despues de los otros, la invariable experiencia de que para que se sigan los unos basta poner los otros; es necesario que admitamos en los cuerpos verdadera actividad.