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No puedo ocultar á V. E. que mi sentir es el del Virey lusitano, en cuanto á que dicha instruccion envuelve la condicion de no existir los rios Igurey y Corrientes, y en que, si los dos ó uno de ellos se hallase, debemos preferirlo con el tratado á la mencionada instruccion; reputando á esta como expedida bajo un supuesto falso y para un caso que no sucede, dejándola en lo demas en su vigor.

Es bien conocida la poética tradicion que cuenta que, el primer rayo del sol naciente, que heria la estátua de Mennon, la hacia producir un sonido armónico. Lamartine se ha servido alguna vez de esta comparacion, pero sin desenvolver la imágen. Muera yo así en mi patria redimida, Dejándola con gloria y libertad! Estos versos se publicaron en 1838.

3 Y como avistamos a Chipre, dejándola a mano izquierda, navegamos a Siria, y vinimos a Tiro, porque el barco había de descargar allí su carga. 5 Y cumplidos aquellos días, salimos acompañándonos todos, con sus mujeres e hijos, hasta fuera de la ciudad; y puestos de rodillas en la ribera, oramos. 6 Y abrazándonos los unos a los otros, subimos al barco, y ellos se volvieron a sus casas.

Yo soy todavía pobre continuó Robledo ; pero procuraré terminar mis días como millonario, aunque solo sea para no desilusionar á las gentes convencidas que todo el que va á América debe ganar forzosamente una gran fortuna, dejándola en herencia á sus sobrinos de Europa. Esto le llevó á hablar de los trabajos que estaba realizando en la Patagonia.

En aquella época, bueno será que le advierta que me complacía en andar muy lechuguino ó sietemesino, como ustedes dicen ahora, cosa que tenía siempre escamada á mi pobre mujer. ¿Para qué te compones tanto, hombre de Dios? ¿Vas de conquista? ¡Quién sabe! contestaba riendo y dejándola un poco enojada. No es malo tener á las mujeres un si es no es celosas.

Cobo Ramírez abandonó por un rato a Esperancita dejándola en poder de su rival, para sentarse en un rincón delante de una mesita volante y devorar algunos trozos de boeuf d'Hambourg y jamón.

Sin defensa, ella se aferra a su cuello. ¡Qué poco pesas desde aquel día!... dice él en voz baja, dejándola bajar al suelo. ¡Oh! apenas me reconocerías, si pudieras verme; replica ella en voz también muy baja. ¡Oh! ¡cuánto daría por verte! Y trata de apartarle el pañuelo que le cubre el rostro.

Ella había tenido cuidado de refrescarlo y de modificarlo, dejándola a la moda del día. Con tela que tenía de sobra el corte, y que ella había guardado, se había hecho un nuevo corpiño de medio escote, a propósito para recepciones y tertulias. Se puso este vestido, se miró al espejo y quedó muy satisfecha encontrándose bien.

El primero que por haber cultivado una porción de tierra, después de recolectar el fruto del trabajo la creyó suya para siempre, dejándola como propiedad a sus hijos, que buscaron otros hombres para que la cultivasen, ése era un ladrón, un detentador de la fortuna universal.

En efecto; Emma lo había decretado así. Cierto era que ella misma el día anterior había dicho que no se le hablase de bautizo hasta que al chiquillo le pasara la fluxión de los ojos; pero al despertar aquella mañana y saber que Bonis, sin su permiso, dejándola con la calentura, se había marchado a la aldea a enderezar entuertos, que nunca se le había ocurrido enderezar, se había irritado, y por venganza y considerando que el tiempo estaba templado, había dispuesto, en un decir Jesús, desde la cama, dando órdenes como ella sabía, que el niño se bautizara aquella misma tarde, para que el padre se lo encontrara todo hecho y rabiara un poco.