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Se preparó la comida en una de las tiendas de Puerta de Tierra, y después de la ceremonia todos se trasladaron allá en coche. Iba una jardinera de diez asientos; pero no cabiendo todos en ella, los sobrantes se acomodaron en berlinas de punto: Velázquez en una con Frasquito, el señor Rafael en otra con el padre de Pepa, y así sucesivamente.

Los documentos más antiguos consultados por nosotros en el archivo de la Santa Iglesia son de 1454 y los asientos de gastos de esta fecha juntos con los que contienen los libros del Mayordomazgo Mayor de Sevilla, permiten reconstituir el ceremonial que se empleaba y dan cuenta de los dispendios que ocasionaba á ambos Cabildos eclesiástico y secular interesados en el mayor esplendor de la Fiesta.

Las señoras mayores eran ondina, ninfa atlántica, náyade, lo que las hacía volver a sus asientos ruborizadas, con el doble mentón tembloroso, entre los murmullos aprobadores y un tanto irónicos de la concurrencia. Con sus compatriotas se permitían los buenos alemanes inocentes bromas para regocijo del público.

La postura que se busca en cualquier forma de locomoción es agradable al principio, más si la jornada es larga, antes de llegar á los medios aquella, no solo es molesta, sino que no hay ninguna que satisfaga. El baroto no tenía asientos, así que los que íbamos embanastados en su camareta tuvimos que hacerlos con mantas y maletas.

A más eran aquellas tinieblas muy buscadas por Aspasias y Proserpinas de barrio, que no tenían quien las molestase, siendo los viejos árboles y los asientos, á diario, mudos testigos de escenas que puede imaginarse el lector.

En la madrugada del 30 de Junio de 187..., dejé los incómodos asientos de un desvencijado sipan, tomando el que dicen camino por más que no sea ni aun vereda, que dirige al modesto embarcadero que en la margen del Pasig, y al pié del magnífico puente colgante, tienen los vaporcitos que hacen la carrera entre Manila y la provincia de la Laguna.

En los respaldos y en las almohadillas de los asientos hay carbón a toneladas. Este carbón, admirable depósito de calórico, mantiene los coches a una temperatura elevadísima. Yo creí que no lograría nunca sacarme de encima todo el carbón del viaje.

No por la tardanza se cansaron las dos damas, quienes, como el resto de la concurrencia, permanecieron en sus asientos hasta entrada la noche, gozando de un espectáculo que hoy a pocos cautiva por ser muy común, pero que entonces se presentaba a la imaginación con los mayores atractivos.

Lo más curioso de todo fué la cortesía, que estos monigotes hicieron á la Reina al pasar la comitiva por el balcón que ocupaba. También el Rey hizo su cortesía á la Reina, contestándole ella y la Infanta desde sus asientos. La procesión se encaminó en seguida á la Plaza, y regresó á Santa María por la calle Mayor. »A eso de las cinco de la tarde se representaron autos.

Echamos una última mirada en torno del cuarto, y sobre el taburete donde Magdalena se había sentado, después de lo cual nos dirigimos al camino para ocupar con lentitud nuestros asientos en la diligencia que nos aguardaba.