United States or Cocos Islands ? Vote for the TOP Country of the Week !


Hablé del caso a Garmendia, el farmacéutico, y éste me dijo: Lleve usted la caja a la botica, y veremos lo que tiene dentro. Por la noche la cogí y la llevé. Indudablemente, aquí, si hay algo peligroso, debe estar en abrir la caja con la llave. Vamos a atacarla por otro lado.

Durante algunos siglos, tal vez se pudo imaginar que la luz del saber iba á extinguirse entre los pueblos cristianos y á resplandecer entre los muslimes, y que éstos llevaban la delantera en el camino del progreso: pero, en el seno tenebroso de la barbarie europea, en medio de las ruinas del Imperio de Occidente, de donde surgieron nuevos Estados, compuestos de una inerme y abyecta grey, oprimida por una casta superior, ignorante y belicosa, había gérmenes tan fecundos, que de ellos brotó esta civilización más alta, que dura aún, que ha llegado á maravilloso desenvolvimiento, y que es de esperar que ya nunca muera, á pesar de las extrañas enfermedades que suelen atacarla cuando más se ufana y se engríe con sus triunfos y su gloria.

La esposa de Pepe de Chiclana no predicaba sólo con la boca, como tantos moralistas, sino también con el ejemplo. Á pesar de haberse criado en una taberna, con la libertad y los peligros que para las jóvenes ofrecen, jamás tuvieron las malas lenguas sitio por donde atacarla.

Esta relación produjo en Currita una de las repentinas crisis de amor materno que solían atacarla de cuando en cuando en sus días de aburrimiento.

Penetrar los misterios de aquella arca santa; ver lo que existía dentro de aquel venerable estuche de recogimiento, de piedad, de silencio, de modestia, de santa unción; acercarme y coger con mis manos aquella imagen celestial de mujer canonizable; alzarle el velo y mirar si había algo de humano tras los celajes místicos que la envolvían; coger para lo que no estaba destinado a ningún hombre y apropiarme lo que todos habían convenido en que fuese para Dios... ¡Qué inefable delicia, qué sublime encanto!... ¡Ay!, fingí, engañé, burlé... Maldita familia... Luchar con ella es luchar con toda una nación... Para atacarla toda la inteligencia y la astucia toda no bastan... Mil veces sea condenada la historia que crea estas fortalezas inexpugnables.

Para confusion de sus detractores y para honor de la poesía, ha tenido que valerse de su propio lenguaje al atacarla, como esos caudillos de la montonera, que al mismo tiempo que procuraban desacreditar la táctica europea, se servian para contrarrestarla de sus propias maniobras mal aprendidas y peor enseñadas.

Los berberiscos se prometían repetir la acción que tuvieron con D. García de Toledo, dejando que la tropa marchara sin otra molestia que la sed para atacarla en los pozos, que habían cegado con piedra y arena, á excepción de uno.

En otros momentos gemía y se mordía las uñas, conteniendo su furor... Catalina, como se diese cuenta, con su instinto de mujer, que el mono nunca se atrevía a atacarla, continuaba el amaestramiento impávida y decidida... En un momento en que, después de varias equivocaciones del discípulo y de los consiguientes golpes de la maestra, Cónsul se clavaba las garras en los muslos para desahogar su furia, entró el sirviente con un plato en las manos... No bien lo vio, abalanzose el enfurecido animal sobre él como dispuesto a matarlo... Un grito a tiempo de Catalina lo contuvo, y el criado pudo retirarse bien librado, a costa de unos pocos rasguños.

Un solo collar de perlas rodeaba su cuello y una peineta de brillantes chispeaba en su cabellera castaña. Con expresión imperiosa y casi amenazadora paseó una mirada por el auditorio como si buscase á los que debían atacarla y al que había prometido defenderla, y sus ojos pasaron sin detenerse por Marenval, Tragomer y Vesín, para detenerse interrogadores en Sorege.

La perspicacia de la dama, avezada a la lucha de la audacia contra la belleza, adivinó en él un adversario terrible si llegase a atacarla. Pero nadie notó que Aldea la cortejase.