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Si el toro, al contrario, se muestra cobarde ó sorprendido al salir, la rechifla popular lo abruma, la opinion lo condena y todo el mundo lo insulta y apostrofa con los mas ultrajantes epítetos, prestados á veces á la política.

Entonces mi Zipette apostrofa a su vecina y le dice: «¡Usted perdone, señora! ¿Se dirigen a esas frases?» «Señora: se dirigen a los pendones en general. Pero ¡si usted quiere aplicárselas...!» «Los dichos de una prostituta no tienen importancia: por eso desdeño los suyos...» Etc., etc.

Acepta la espada, mide á su enemigo con una mirada de fuego, le apostrofa con un espumante resoplido, irgue un instante la formidable nuca, escarba la arena con suprema desesperacion y coraje, y embiste como un huracan.... El Espada se defiende con tres ó cuatro lances, casi inmóbil, y la fiera, como deseando poner fin á su lucha y su martirio, vuelve sobre el flanco de su antagonista, agacha la cabeza, surge como un relámpago de acero, estalla un inmenso grito de millares de bocas, suenan los clarines, y se ve, al disiparse la polvareda, la gran mole de un cadáver oscuro, como un peñasco, al pié de un hombre que saca su espada de entre el corazón y los lomos de la víctima, y la limpia tranquilamente contra la tosca piel del palpitante escombro....

Lope de Vega apostrofa de esta suerte, en su Laurel de Apolo, al capitán Virués: «¡Oh ingenio singular! en paz reposa, A quien las Musas cómicas debieron Los mejores principios que tuvieron; Celebradas tragedias escribistePoca importancia debe darse también al título de tragicomedia, que suele preceder á algunos dramas españoles.

Las palabras con que se apostrofa á D. Juan, hijo natural de Felipe IV, Generoso Don Juan de Austria, Hijo del águila famoso, Que al sol mira cara á cara, demuestran que esta comedia hubo de representarse después de la muerte de Felipe; pero no antes de 1667, hasta cuyo año estuvo el teatro cerrado. La estatua de Prometeo.

Mira hacia arriba, y le espanta el camino que aun falta; mira hacia abajo, y le asusta el espectáculo del combate. Y mientras el trabajo recorre el áspero camino paso a paso, ya animoso, ya desfallecido, hay afortunado que, de un golpe de ala, llega a la cima, y desde lo alto ríe desdeñosamente de aquel que pretende subir arrastrándose como la culebra, y le apostrofa y le insulta.

Mas he aquí que Rubio, el teniente de la tercera, hombre acreditado de audaz entre sus compañeros de arma y de un genio devastador para el sexo femenino, se presenta de improviso asomando su cabeza temeraria por encima de unas matas. Las ninfas, al verle, lanzan un grito y quedan petrificadas en la actitud en que las sorprende. Consuelo, desde lo alto del árbol, le apostrofa con violencia.

Las estancias cadenciosas de sus trémulos poemas guardan bálsamos y mieles, no los fieros anatemas forjan lanzas aceradas en la urdimbre de su estrofa, 45 y en la gama de su verso melancólico y flexible hay, si hiere, un dulce ruego de perdón indefinible, y un espíritu doliente y amoroso si apostrofa.