Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 4 de junio de 2025
¡Quita allá, zalamera! repuso él dándole una palmadita afectuosa en la cara y apartándose. No entres todavía respondió ella tirándole de la manga de la chaqueta. ¿Va á ser todo ahora? ¡Deja algo para luego! Y con una leve sacudida se zafó, empujó la puerta y entró en el pequeño compartimento.
Sentose sobre las rodillas del conde, y tirándole de la barba, exclamó conteniendo a duras penas los gritos, con una alegría reprimida que le brillaba en los ojos, que estallaba por todos los poros: ¿Lo ves? ¿Lo ves como hemos vencido? ¿Lo ves como se han salvado todos esos obstáculos que se te amontonaban en la cabeza y no te dejaban ver claro?
Y el propio León avanzó hasta el medio de la estancia y se puso a parodiar, con entonación y mímica de cómico de la legua, una zarzuela muy conocida: Yo soy aquel conde de Agreda llamado, que en lides sin cuento probó su valor. Oye, nene dijo Socorro tirándole de los faldones del frac , tengo que ajustarte una cuenta.
Tengo un antojo le decía a mi tío, tirándole de la pera, y me voy a morir sino me lo satisfaces, sabes... ¡un gran antojo! Mi tío ponía cara de bandido sorprendido infraganti. Un antojo... pero que nadie sepa lo qué es... ni lo digas tú a nadie... Ven, acércate, yo te lo diré al oído... Y el viejo, con movimiento de palomo, acercaba el oído a sus gruesos y provocativos labios.
Cuando veían al danzarín congestionado y sudoroso por los saltos, extremando sus esfuerzos para seguir adelante, llegábanse a él, tirándole de un brazo para apartarlo. «¡Déixamela!» Y ocupaban su puesto sin más explicación, saltando y acosando a la hembra con el empuje de su frescura, sin que ella pareciese percatarse del cambio de pareja, pues continuaba sus vueltas con la vista baja y el gesto desdeñoso.
Confiesa que tienes más ganas que yo de ir a Madrid. Lo confieso a la faz del mundo. Porque te aburres aquí. Porque me aburro soberanamente. Y porque necesitas un poco de expansión con tus amigos. Y porque necesito mucha expansión. ¿Bromitas todavía, socarrón? exclamó la mujercita tirándole de la nariz. En aquel momento se oyó el ruido de un coche en el patio.
Inmóvil y con ojos de malicia diabólica, esperaba a que el espada se acercase, sin dejarse engañar por el trapo rojo, tirándole siempre al cuerpo. Los estoques iban por el aire, sin lograr herirle, despedidos por los cabezazos.
Entonces vamos a pasear: cuando llegue la hora, V. me lleva a casa y mamá se figura que me trajo el criado de las primas... Pero si le estorbo o no le gusta pasear conmigo, dígamelo V... me voy en seguida... Yo le contesté apretándole el brazo y tirándole suavemente por la mano para encajárselo bien en el mío. Teresa continuó hablando con graciosa volubilidad.
Acaso Gonzalo fuese un poco más alto. El robusto corpachón de éste, alzábase sobre el grupo. Daba la mano por encima de las cabezas a los amigos que no podían llegarse a él, y su noble y bondadosa fisonomía sonreía a todos. Don Mateo, alzándose sobre la punta de los pies y tirándole del brazo para que se doblase, pudo decirle al oído: ¡Qué función te has perdido, Gonzalo!
Francamente, yo creí que usted daba a rédito, no que tomaba. A esta maliciosa observación, habría contestado Rosalía tirándole de aquellas greñas despeinadas. ¿Pero qué había de hacer? Tragar acíbar y someterse a todo. «Sí, hija, el compromiso es fuertecillo. Si quieres, se te dará interés... como te convenga». ¡Jesús!, no me ofenda usted.
Palabra del Dia
Otros Mirando