Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 4 de junio de 2025


¿Volverás a jugar, eh? ¿Volverás a jugar, perdido? preguntaba ella tirándole de los cabellos, borrando aquella primororosa raya que los partía tan lindamente. No ... particularmente sobre mi palabra te aseguro....

No hay pero que valga, niño díscolo repuso alegremente tirándole de la oreja . Ni he querido, ni puedo querer a nadie más que a ti. Acostumbrada como estoy a las comodidades y al lujo, ya comprenderás que no sería un plato de gusto. Mi amor propio también padecería mucho: tengo infinitos envidiosos, gente que me odia sin saber por qué.... En fin, que sería el hazme reir de ellos, ¿entiendes?

Doña Lupe dejó las ociosas plumas a las cinco de la mañana cuando aún no era de día, y arrancó de la cama a Papitos, tirándole de una oreja, para que encendiera la lumbre. ¡Flojita tarea la de aquel día; un almuerzo para doce personas! Llamó a Fortunata para que se fuera arreglando, y acordaron dejar dormir a Maxi hasta la hora precisa, porque los madrugones le sentaban mal.

Teresa volvió á mirarme fijamente. ¿Está V. contento? ¡Vaya! ¿Va V. á gusto conmigo? Mejor que con nadie en el mundo. ¿No le estorbo? Al contrario, siento un placer como usted no puede figurarse. ¿No tiene V. nada que hacer ahora? Absolutamente nada. Yo le contesté apretándole el brazo y tirándole suavemente por la mano para encajárselo bien en el mío.

Lo que lo gusta es el vino bueno, y el arrak, que es el ron de la India, tanto que los cornacs le conocen el apetito, y cuando quieren que trabaje más de lo de costumbre, le enseñan una botella de arrak, que él destapa con la trompa luego, y bebe a sorbo tendido; sólo que el cornac tiene que andar con cuidado, y no hacerle esperar la botella mucho, porque le puede suceder lo que al pintor francés que, para pintar a un elefante mejor, le dijo a su criado que se lo entretuviese con la cabeza alta tirándole frutas a la trompa, pero el criado se divertía haciendo como que echaba al aire fruta sin tirarla de veras, hasta que el elefante se enojó, y se le fue encima a trompazos al pintor, que se levantó del suelo medio muerto, y todo lleno de pinturas.

Al pronunciar las últimas palabras se le anudó la voz en la garganta al mancebo, las lágrimas saltaron á sus ojos y trató de levantarse para marchar. Pero Flora le detuvo tirándole por la manga de la camisa. También ella estaba llorando. No, Jacinto, no soy tan dura como piensas articuló quedo y con trabajo. Mi corazón no es de piedra, pero soy rapaza todavía y no bien lo que hago.

¡No sin vos, por vida mía! dijo resueltamente Roger. Dejad que llame á cuantos perros quiera. ¡Venid, venid conmigo, pues! ¡Os lo ruego! insistió ella tirándole del brazo. Conozco á ese hombre y que os matará sin compasión.... ¡Pues bien, huyamos! y asidos de la mano corrieron en dirección al bosque.

Confesaba, como no podía menos, que la comida era más abundante y escogida, pero en cambio se veía obligado á sufrir la soba continua de los niños que no le dejaban á sol ni á sombra. En todo el día no cesaban: Canelo para aquí, Canelo para allí; unas veces montándosele sobre el espinazo, otras tirándole de las orejas y otras del rabo. Era cosa para desesperarse.

Y se fue derecho a él con propósito de abofetearle; pero al llegar a su lado y verle tan poca cosa y empalidecer de susto, cambió de idea por escrúpulos de su conciencia hidalga, y se conformó, después de volverle de espaldas tirándole de las orejas, con administrarle una descarga de puntapiés, algunos de los cuales le levantaron más de un palmo sobre el encachado de la plazuela.

Llegándose a la cama, y tirándole cariñosamente de los pelos, comenzó a decir riendo: Animal, procura estrecharte un poco, y no ronques, porque voy a acostarme contigo. ¡Qué honor para ti y para tu familia! ¿verdad?... Pero has de ser modesto. Perico, ¡cuidado que lo propales por ahí!

Palabra del Dia

lanterna

Otros Mirando