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En esto se fija y esto logra pintar el autor de El celoso extremeño, de Rinconete y Cortadillo, de La ilustre fregona, de La Gitanilla y de casi todas las demás novelas ejemplares por donde, merced a su agudeza psicológica, nueva o antes casi nunca empleada en este género de ficciones, Cervantes viene a ser el padre o el fundador de la novela, tal como la concebimos y comprendemos en el día.

En la pura nada no hay nada posible; no hay relaciones, no hay enlaces de ninguna especie: en la nada todas las combinaciones son absurdas; es un fondo en que nada se puede pintar.

Lo que por aquellos tiempos podía ser una primera representación, lo ignoramos completamente; y como no nos proponemos pintar las costumbres de nuestros padres, sino las nuestras, no nos aflige en verdad demasiado esta ignorancia. En el día, una primera representación es una cosa importantísima para el autor de... ¿de qué diremos?

Querida señora respondió el cura, otra vez en discordancia con su antigua amiga, esa opinión tiene su valor... Mientras los novelistas tengan la especialidad de pintar las ideas de una época, habrá que tener en cuenta lo que ellos indican y...

Rióse don Quijote del donaire de Sancho, pero, con todo, propuso de llamarse de aquel nombre en pudiendo pintar su escudo, o rodela, como había imaginado. En esto volvió el bachiller y le dijo a don Quijote: -Olvidábaseme de decir que advierta vuestra merced que queda descomulgado por haber puesto las manos violentamente en cosa sagrada: juxta illud: Si quis suadente diabolo, etc.

¡Oh! quién tuviera pincel para pintar aquel destello de verdad suprema que brilló en los ojos de Sola, aquel gesto de heroína con que llevó la mano al pecho y elevó al cielo los ojos, bella por la verdad, sublime por lo que de abnegación había en el fondo de aquella verdad, y quién pudiera expresar el acento suyo cuando pronunció estas palabras: ¡Como Dios es mi padre celestial, así es verdad que quiero casarme con el viejo!

A decir verdad, los grupos no están bañados en la claridad intensa penetrante que viene de alto a bajo y que en pleno campo lo envuelve, inunda y acaricia todo. Para fallar acerca de si esto es una tacha, sería preciso demostrar, y nadie lo ha conseguido todavía, si es realmente posible pintar en un espacio abierto y en tales proporciones una escena de ese carácter.

Pues Leto, según me ha dicho, aprendió a pintar así... porque algo ya lo sabía él desde el Instituto, con un compañero de posada que tuvo en Madrid, y parece que era pintor de nota... Eso es. Se querían mucho los dos y aún se escriben de vez en cuando. El pintor está en Roma ahora. ¿De modo que ésta es la gran afición de Leto? preguntó Bermúdez.

Señor interrumpió Molina efectivamente admití el encargo; los huecos que había que decorar eran cuatro. Lo primero que se me ocurrió fue pintar los cuatro evangelistas, pero ya los había hecho otro en distinto lugar del edificio. Luego pensé cuatro alegorías de la Prudencia, la Justicia, la Fortaleza y la Templanza... También estaban hechas.

Lo que lo gusta es el vino bueno, y el arrak, que es el ron de la India, tanto que los cornacs le conocen el apetito, y cuando quieren que trabaje más de lo de costumbre, le enseñan una botella de arrak, que él destapa con la trompa luego, y bebe a sorbo tendido; sólo que el cornac tiene que andar con cuidado, y no hacerle esperar la botella mucho, porque le puede suceder lo que al pintor francés que, para pintar a un elefante mejor, le dijo a su criado que se lo entretuviese con la cabeza alta tirándole frutas a la trompa, pero el criado se divertía haciendo como que echaba al aire fruta sin tirarla de veras, hasta que el elefante se enojó, y se le fue encima a trompazos al pintor, que se levantó del suelo medio muerto, y todo lleno de pinturas.