Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 5 de junio de 2025
1184 Mas Dios ha de permitir que esto llegue a mejorar; pero se ha de recordar, para hacer bien el trabajo, que el juego, pa calentar, debe ir siempre por abajo. 1185 En su ley está el de arriba si hace lo que le aproveche; de sus favores sospeche hasta el mesmo que lo nombra siempre es dañosa la sombra del árbol que tiene leche.
Cesemos en esto, señora de mi alma, dijo Cervantes, y procuremos recobrar la serenidad del rostro, no sea que doña Guiomar vuelva y sospeche, y celosa os injurie, y en trance me ponga de hacer lo que no quisiera ni cumpliría a mi honra; y habladme de los sucesos de vuestra vida que relatar os falta, y más que esposos enamorados, parezcamos buenos amigos hasta que de esta casa salgamos, y habiendo pasado por la iglesia, a la pobre mía os lleve.
«¡Ciega yo, torpe mil veces, que, con pensar tanto en ello a todas horas, no sospeché de qué se trataba entonces hasta que sonaron en mi oído estas tremendas palabras! »Dicen que dos grandes poetas han apurado todos los horrores que caben en la imaginación para pintar los tormentos que padecen los condenados en el infierno.
Una palidez biliosa, lívida, terrible, cubrió las mejillas de la comedianta; sus ojos irradiaron una mirada desesperada, tembló toda, y exclamó con acento opaco: ¡Conque me ha engañado!... ¡conque me ha mentido!... ¡ya lo sospeché yo!... Quevedo le trajo ayer á mi casa... sí, sí, veo claro... muy claro... ¡ya se ve!... ¡como yo soy... ó era la querida del duque de Lerma!... ¡oh! ¡han querido tener en mí un instrumento!... ¡ese maldito don Francisco, que lee en el alma... que adivinó que yo me enamoraría de él... que me volvería loca por él!... ¡oh! ¿quién había de creer que Quevedo fuese tan villano? ¡oh! ¿quién había de pensar que un joven de mirada tan franca y tan noble, sucumbiría á tal bajeza... á tal crimen?... ¡enamorar á una pobre mujer que vive tranquila, resignada con su fortuna... hacerla odioso su pasado y desesperado su presente... matarla el alma!... ¡oh! ¡qué crimen, qué crimen... y qué infamia! ¡Es necesario que aunque yo me pierda se acuerde de mí! ¡Es necesario que yo me vengue!...
Comencé a dar gritos y a pedir confesión; y como no sabía lo que era, aunque sospechaba por las palabras que acaso era el huésped de quien me había salido con la traza de la Inquisición, o el carcelero burlado, o mis compañeros huidos...; y, al fin, yo esperaba de tantas partes la cuchillada, que no sabía a quién echársela; pero nunca sospeché en don Diego ni en lo que era.
Se escapó, sí señor, se escapó no hace media hora.... En un momento que me descuidé.... Salí a comprar varias cosas.... Le dejé paseando en el comedor con el capote puesto y la espada ceñida. Como otras veces andaba en el mismo empaque, no sospeché.... Todavía no habrá salido de la ciudad.
Ante esta dolorosa perspectiva, sus ojos se velan, su corazón se contrae de angustia, y murmura, desesperado: ¿Por qué no he tenido energía para negar? ¿Qué esperaba? ¿Que Jaime hiciera desaparecer la distancia que me separa de su hermana? ¡Locura, locura! ¡Con tal, Dios mío, que nadie sospeche la osadía de mi sueño! Sufre, y su pensamiento evoca, con angustiosa lucidez, el lejano pasado.
Quizá la desconcertó el que no la reconociesen; volviose otra vez hacia el fuego; transcurrieron algunos momentos en silencio, y continuó: Sospeché que alguno de ustedes debía reconocerme; pero, de todas maneras, no importa; lo que yo iba a decir es que este Juan y al nombrarlo tomó su mano entre las de ella me conocía si ustedes no me conocen, y gastó mucho dinero en mi compañía.
Y qué sacamos de eso? contestó en el colmo de la confusión Bozmediano. Entro, por ejemplo, de noche: si alguna me ve, me creerá ladrón, chillara, y entonces ... ¡bonita aventura! Además, Clara no está prevenida, no tiene relaciones conmigo. ¿Qué voy yo á hacer allí? Yo quiero introducirme sin que se sospeche nada, entablar amistad con ella. Tengo una idea exclamó Gil golpeándose la frente.
Ya sabes tú que no soy mezquino, aunque soy pobre. Lo sé. No creas que sospeche yo que te duela gastar el dinero en obsequiarnos. Lo digo sin ironía. Lo digo sólo para que comprendas que, vistas las cosas como tú las ves, es una tontería ir a los Jardines; pero yo, y sin duda Inés más que yo, las vemos a través de otro prisma. Gustamos de ver gentes, aunque no reparen en nosotras.
Palabra del Dia
Otros Mirando