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Actualizado: 15 de septiembre de 2024


Pero restablecido el sistema constitucional, el viejo Bozmediano volvió á España y ocupó uno de los más elevados puestos en la política. Bozmediano, padre, era liberal de corazón. Trataba al Rey, y es seguro que hizo todo cuanto cabe en fuerza humana para dirigir por camino recto la torcida voluntad de aquel soberano falaz y perverso. Era rico, y jamás le movió el interés en asuntos políticos.

Pues bien dijo Coletilla: yo estoy seguro, segurísimo de que esos que he nombrado, y además Valdés, Álava, García Herreros, el poeta Quintana, el consejero de Estado Bozmediano y otros, se reúnen, no si de día ó de noche, con todos los ministros y algunos generales. Sin duda tienen algún proyecto entre manos, algún complot, quién sabe si contra el Rey. ¿Y no sabe usted dónde se reúnen?

Despidiólos Bozmediano muy cordialmente y un tanto conmovido, y partió el coche por la ronda para tomar la carretera de Aragón. Tantas precauciones no eran inútiles, y es seguro que sin ellas habrían tenido los fugitivos un mal encuentro, y quizás alguna desventurada aventura que hubiera desviado las cosas del buen camino que llevaban.

En el sistema amatorio de Bozmediano estaba el tutear á las muchachas á la tercera entrevista. Yo no quiero que usted me proteja. Si estoy muy bien aquí afirmó Clara con angustia. ¿Bien aquí? dijo el militar, cerrando los puños. ¿Bien aquí? Como que voy á ahorcar á esas tres arpías que te están martirizando.

Ante todo, Bozmediano, guiado por un sentimiento fácil de comprender, resolvió firmemente hacer cuanto en su mano estuviera para poner en libertad al pobre Lázaro. Servir al que podía considerar como su rival, le parecía un acto que podía asegurarle la benevolencia de Clara; y esta benevolencia, bien y astutamente dirigida, podía convertirse en amor.

Era imposible, según él pensó, que la ficción y la astucia un hombre pudieran llegar á ocultar la verdad de aquel modo. Bozmediano no mentía. ¡Oh, calle usted! dijo Lázaro sin poderse contener: ó es usted el histrión más perfecto, ó dice la verdad. Yo, que jamás he mentido, que no ni puedo fingir, siento una fuerte inclinación á creer lo que usted me ha dicho.

Por fin evocó todo su valor: se dirigió á la puerta que daba al pasillo, y le echó el cerrojo; después corrió á la puerta que comunicaba con la habitación inmediata con intento de cerrarla también; pero ya era tarde, porque Bozmediano entró muy tranquilo en el cuarto. ¡Jesús! exclamó Clara, retrocediendo con espanto. Váyase usted, por Dios. ¡Qué atrevimiento!

Váyase usted, por Dios, yo se lo ruego, se lo pido por Dios y todos los santos. ¿Irme sin ti? Eso no puede ser. Jamás consentiré yo en salir con usted exclamó la joven con resolución. Pero si tarda un momento más en marcharse, le odiaré toda mi vida. Váyase usted, por piedad. Y si me voy, ¿qué va á ser de ti, pobrecilla? dijo Bozmediano con melancolía.

El calor y la pulsación precipitada de la mano de Clara, que tenía entre las suyas, le indicaron que la fiebre aumentaba, tal vez por la agitación de aquel diálogo, en que él había puesto toda su elocuencia, y ella toda su sinceridad. Es preciso cuidarte mucho dijo Lázaro. contestó ella; quiero vivir. #El gran atentado#. Por la tarde llegó un médico enviado por Bozmediano.

¡Hola, hola! ¿esas tenemos? dijo Bozmediano amostazado ¿Y cómo hasta ahora no me habías dado esa noticia? Porque hasta hoy no había sabido que ese chico llegó y está en Madrid. ¿En Madrid? ; pero se las compuso de tal modo, que llegar aquí y ser metido en la cárcel, fué todo uno. ¿Pues qué hizo? Es muy aficionado á la política. Allá en Zaragoza hablaba mucho en los clubs.

Palabra del Dia

jediael

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