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Actualizado: 27 de septiembre de 2024


Santo Tomás de Aquino, que con razón es considerado como el hombre más científico de su época, creía firmemente que los truenos, los rayos y las tempestades fueron tan sólo manifestaciones punitivas de Dios irritado contra los hombres.

María Teresa, dueña de misma ahora, dijo sonriendo con coquetería: Yo lo creo, Juan; lo creo tan firmemente, que soy yo quien le ha telegrafiado. ¿Dónde estará usted mejor que con nosotros? ¿no somos su verdadera, su única familia?

Panglós se desesperaba, porque no lucia su saber en alguna universidad de Alemania: solo Martin, firmemente convencido de que en todas partes el hombre se encuentra mal, llevaba las cosas en paciencia. Algunas veces disputaban Candido, Martin y Panglós sobre metafísica y moral.

No quería confesar que se tenía por derrotado: creía firmemente que Ana estaba entregada al Magistral. No quería aquella conversación; se sentía ahora humillado con la protección de Paco, solicitada meses antes por él.

Eran aventureros que querían la guerra por la guerra; ilusos deseosos de fortuna; mozos del campo que, en su ignorancia pasiva, habían ido a las partidas como se hubieran quedado en casa a tener otros consejeros; almas sencillas que creían firmemente que en las ciudades quemaban y devoraban a los ministros de Dios, y se habían lanzado al monte para que la sociedad no cayese en la barbarie.

Pero pasaban los años, todo eran promesas, y el roder, creyendo firmemente en la omnipotencia del diputado, achacaba a desprecio o descuido la tardanza del indulto. La sumisión trocose en amenaza, y don José sintió el miedo del domador ante la fiera que se rebela. El roder le escribía a Madrid todas las semanas con tono amenazador.

El cacicazgo por lo general, entre esta clase de indios, no es de sangre, como firmemente lo observan sus ascendientes los Araucanos: es por eleccion, y solo para los casos de guerra y parlamentos, y fuera de esto no le guardan respeto ni miramiento alguno, y en sus riñas salen tan descalabrados los gefes como los demas, si no tienen la suerte de defenderse con destreza, que en tales casos y resultas es cuando se acreditan para ser elevados á caciques.

Eran, en su mayor parte, antiguos capitanes de buque, que después de haber rodado por todos los mares y haber resistido firmemente los huracanes de la vida, habían al fin echado el ancla en este tranquilo rincón del mundo, en donde con muy poco que los perturbara, excepto los terrores periódicos de una elección presidencial, que podría dejarlos cesantes, tenían asegurada la subsistencia y hasta casi una prolongación de la vida; porque si bien tan expuestos como los otros mortales á los achaques de los años y sus enfermedades, tenían evidentemente algún talismán, amuleto ó algo por el estilo, que parecía demorar la catástrofe inevitable.

En su miseria, no le abandonaba esa seguridad de la juventud que aguarda siempre algo inesperado y cree firmemente que el universo entero se preocupa de ella, torciendo el curso de los sucesos sin otro fin que sacarla de sus situaciones difíciles. Isidro, en su optimismo, tenía el presentimiento de una gran fortuna.

4 Moren contigo mis desterrados, oh Moab; séles escondedero de la presencia del destruidor; porque el atormentador fenecerá, el destruidor tendrá fin, el hollador será consumido de sobre la tierra. 5 Y se dispondrá trono en misericordia; y sobre él se sentará firmemente, en el tabernáculo de David, quien juzgue, y busque el juicio, y apresure la justicia.

Palabra del Dia

jediael

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