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Ojeda dejábase vencer de nuevo con cualquiera de estos incidentes. Al llegar a tierra sería otro hombre, recobraría su fidelidad; pero aquí estaban en pleno Atlántico, y ¡quién sabría nunca lo que ocurriese!... Había que entregarse a su destino; seguir las sugestiones irresistibles del «gran impuro». Y Maud la dominadora le veía otra vez sujeto a su encanto atormentador.

Esta visión perpetua, fenómeno propio de la juventud, tenía en él proporciones extraordinarias; su fantasía tenía una poderosa fuerza conceptiva, y puede asegurarse que esta gran facultad era para él un enemigo implacable, un demonio atormentador. Con este carácter, fácil era que brotaran en él todas las grandes pasiones expansivas, y que crecieran hasta llevarle á la exaltación.

En su corazón no cabía, no era posible que cupiera la duda, después de oírla; y si la voz de un demonio atormentador resonaba internamente para recordarle el deber social de no darse por satisfecho, él parecería como que aplazaba para más tarde la investigación de la evidencia en aquel asunto, abandonándose por entonces á la efusión consoladora del afecto que sentía tan vivo como antes.

4 Moren contigo mis desterrados, oh Moab; séles escondedero de la presencia del destruidor; porque el atormentador fenecerá, el destruidor tendrá fin, el hollador será consumido de sobre la tierra. 5 Y se dispondrá trono en misericordia; y sobre él se sentará firmemente, en el tabernáculo de David, quien juzgue, y busque el juicio, y apresure la justicia.

El Conde d'Arda, que había visto nacer a la hija de su amigo y de niña la había querido como un segundo padre, en presencia de la jovencita debía haberse sentido dominar por un sentimiento distinto, más dulce y atormentador.

Yo amo repitió con acento más concentrado ; amo con toda la desesperación de Satanás; mi amor es más ardiente, más terrible, más atormentador que el fuego del infierno: me consume, me abrasa las entrañas, es un tósigo de muerte que llevo consigo; un dardo envenenado que no puedo arrancarme. El bufón se detuvo para tomar aliento, porque de todo punto había enronquecido.