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¡Oh, Miguel... Miguel! suspiró ella, librándose por un momento de la caricia para volver á someterse á aquellos labios que la perseguían con avidez. Hablaba como una vencida. Había vuelto de golpe á su pasado, estremeciéndose al contacto de tantas cosas olvidadas que una larga abstinencia hacía completamente nuevas. Esta boca ardorosa y dominadora la despertaba de un sueño que había durado años.

Los que sienten la fe son los menos; los más, entran en el mundo eclesiástico porque ven la Iglesia todavía triunfante y dominadora en apariencia y creen que dentro de ella les aguarda una carrera prodigiosa... ¡Infelices! Yo también fui conducido al altar, entre música y gritos oratorios, como si marchase al triunfo.

El mismo orgullo de Morsamor, el superior valer que atribuía a sus hechos se revolvía en daño suyo y servía para deprimirle. Acabada por él la obra que incumbía a los pueblos meridionales de nuestro continente, la fuerza, el imperio y la inteligencia dominadora iban a pasar a otras manos.

La arquitectura oriental en la España reconquistada aparece pues dominadora y esclusiva en las principales construcciones palatinas; en las religiosas, menos exigente, tiende á combinarse con el estilo occidental, produciendo un estilo híbrida; solo las fábricas propiamente monásticas la escluyen completamente.

Tal es la constitucion de la familia bajo esa secta dominadora.

Pues así es, señá Eufrasia dijo Maltrana. Y el marido, saliendo de su mutismo por este triunfo extraordinario sobre la esposa siempre dominadora, dijo solemnemente: ¡Lo ves, mujer!... Las hembras no sabéis na de na y queréis meteros en too. Pero la Eufrasia, sin prestar atención al marido, bajaba la cabeza como para seguir mejor el curso de sus pensamientos.

Los viejos profesores del establecimiento y los visitantes, que eran siempre personas graves, se sentían inquietos ante su cabellera de un rubio subido, igual á la llama de una antorcha, y la fijeza algo insolente y dominadora de sus ojos claros. Los hombres se ruborizaban sin saber por qué, apartando la mirada, como si no pudieran resistir el encuentro de sus pupilas.

Que te espere allá en tu tierra... puedes hacernos aquí un gran favor... Ya lo sabes: te quedas... ¡Qué felicidad! El destino de Ferragut era obedecer á esta voz amorosa y dominadora... Y en la mañana siguiente, Tòni le vió llegar al vapor con un aire de mando que no admitía réplica. Mare nostrum debía partir cuanto antes con rumbo á Barcelona. Confiaba el mando á su segundo.

No vinieron á España, sino fueron derechamente á Roma, llevando cartas de favor para todos los reyes de Asia i Europa que tenian tierras en el camino por donde iban á pasar para cumplir su embajada. I aunque en esta ocasion hicieron amistades los judíos con Roma, no hai memoria de que alguno de ellos quedase á vivir en la ciudad dominadora del orbe. Así lo afirman Flavio Josefo i Justino.

Quedóse profundamente pensativo Quevedo como si hubiese sentido la mirada del bufón en lo más recóndito de su alma, y luego levantó la cabeza, y fijó en Manolillo una mirada profundamente grave y dominadora. Dios sabe á dónde vais vos, á dónde voy yo dijo ; pero si me conocéis tanto como decís, saber debéis que, como me cuesta el andar mucha fatiga, nunca doy pasos en vano.