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Esta música hacía surgir en medio de los cielos brumosos las colinas de Sorrento, cubiertas de naranjos y limoneros, las costas de Sicilia, perfumadas por una flora ardorosa. Ferragut tripuló el buque con gente amiga. Su segundo fué un piloto que había empezado su carrera en las barcas de pesca. Era del mismo pueblo de los abuelos de Ulises, y se acordaba del Dotor con respeto y admiración.

La cabeza está mas ardorosa al principio, el sudor se manifiesta con preferencia en las partes superiores del cuerpo, lo cual tambien es uno de los efectos del centeno cornezuelo; el sudor, en fin, se hace general por la noche, en cuya época termina. El calor se presenta generalmente por la tardecita, y el frio por el dia.

Mas al reflexionar acerca de ello, he visto que si ése es el camino más corto es también el menos seguro, porque no es el que Dios nos ha marcado. Pero, padre mío... Calla y no me interrumpas. Esta mañana has oído en la iglesia el Dies iræ. ¿No es verdad que lo has oído? Amaury se pasó la mano por su ardorosa frente y no contestó.

Fué nuestra primera idea al dar á la publicidad el presente libro, hacer lo que podríamos llamar la pulimentación literaria de nuestros trabajos; pero como hemos creído que esto vendría á alterar los conceptos de los episodios de la guerra, resultando unos más opacos y otros de mejor colorido, hemos optado por dejar las reseñas periodísticas tal cual se escribieron en los días de ardorosa lucha, para que nuestros lectores no vean en este libro otra cosa que la verdad de los hechos tal como en el desenvolvimiento de la revolución racista acontecieron.

¡Ah! se me olvidaba... Estará también una amiga de mi mujer, la señora Liénard, la que principalmente hace uso de los bosques de Val-Clavin... Quizás no te arrepientas de hablar con ella, pues si logras hacerle entender la razón, este negocio del deslinde irá como sobre ruedas... Es la más ardorosa y la más fuerte adversaria de la Administración... ¡Ea, hemos llegado ya!

La veía despertando en su corazón juvenil una pasión tierna y ardorosa a la vez; bella y pura como un querubín, con el rostro fino y ovalado y ojos azules que le miraban con amor.

Rióse la niña, turbóse el indiano, ayudóla á posar la herrada, hubo palique, preguntas, exclamaciones, vino la noche y salió la luna, sin que se interrumpiese el coloquio, y á Sebastián le pareció que en su espíritu no era la luna, sino el sol de Mediodía lo que irradiaba en oleadas de luz ardorosa y fulgente...

Doña Clara no había pensado todavía que podía pertenecer á un hombre. Su alma dormía envuelta en un velo de pureza. Por lo mismo, no la había contrariado en gran manera la dificultad de su enlace con Juan Montiño. Y sin embargo, á pesar de la pureza de su amor, no había dormido aquella noche, había sentido un malestar amargo, una inquietud ardorosa.

Este se corta repentinamente junto a una pendiente brusca, inundada de luz, deslumbradora y ardorosa. Hay allí una cañada muy honda, cuya pendiente es muy rápida; penetra por un lado en la oscuridad del bosque y continúa por la otra parte entre los campos cultivados y la hermosa pradera.

Había amado y había sufrido como todos los que batallan por un ideal. Sabía lo que era forcejear á zarpazos con la Suerte, para hacerla suya y fecundarla con ardorosa violación. Había llegado como los políticos célebres ó los grandes artistas, que empiezan su carrera desde abajo, conociendo la miseria y bordeando continuamente el peligro.