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Actualizado: 13 de mayo de 2025
Al revés de la otra casa, el alcázar de la otra dinastía de Villavieja: la mansión de los Carreños, la menos vieja de todas las de la villa, con su poco de color en la fachada, vidrieras de a cuatro cristales, un jardinillo en la trasera, suelos firmes y a nivel y techos de cielorraso; la chimenea ahumando casi siempre; mucho ruido de sartén y mucho tufo de cocina; mucho barullo en todo, y para todo poco aseo; los muebles casi amontonados en la sala; los colores crudos y chillones; mucha jaula con pájaros de mucha voz y grande y sucio comedero, como el mirlo y el malvís entre otros; palomar en la buhardilla y mastín suelto en el portal; en fin, dinastía sin abolengo, plebeya, encumbrada por la fuerza del dinero y de la intriga en tiempos no lejanos.
Tamiza la luz una persiana verde, y una tenue cortina blanca de hilo vuelve a tamizarla y la difluye con claridad suave. Reina un profundo silencio; de rato en rato suena el grito agudo de un pavo real. Las palomas, que en el palomar de arriba saltan y corren, hacen sobre el techo con sus menudas patas un presto y entrecortado ruido seco. La alcoba es amplia y clara. Recibe la luz por un balcón.
Por otra parte, Juana, como no ha nacido en este pueblo, no le tiene gran ley que digamos.... Además de que también yo tengo acá en mis adentros cierto escarabajeo que... en fin, señor cura, ya sabe usted que la paloma no vuela a su gusto en el palomar. No te hacía yo pájaro de tan alto vuelo, Simón dijo don Justo con sorna.
El tocado de la naturaleza. Mañana el sol sacará lustre a toda esa verdura mojada. Y además, aquí en el campo, la lluvia es una música. el rumor de la lluvia sobre las hojas y el ruido de las alas de las palomas que se esponjan sobre los tejadillos de su palomar cuadrado, entrando y saliendo por las ventanas angostas. Ese palomar tiene algo de serrallo o de casa de vecindad, según se mire.
Te llegas, y dices que toda la hornada la traiga a la casona, que es para repartir entre los pobres... A luego, subiráse vino de la bodega y mataránse doce palomas en el palomar. Benita la Costurera se limpia los ojos enfermos con un trapo de hilo que trasciende a estoraque, y sale de la cocina. La hueste mendicante tiene un murmullo de gracias, en unas bocas triste, y en otras bocas jocundo.
Recorrió algunas otras desiertas en busca de su bastón de boj hasta que, recordando que lo había dejado en el palomar, hizo un gesto de pesar y no atreviéndose a empuñar otra vez el fatal instrumento descendió a la planta baja, también desierta, y salió a la calle. Delante se abría un anchuroso patio recientemente empedrado, cercado por elevada verja de hierro.
Terminaba el penoso relato de los infortunios de mi familia, cuando nos hallamos al frente de una casita sumamente estrecha y baja, con un palomar de techo puntiagudo y arruinado, en uno de sus ángulos. Entre, marqués me dijo la hija de los reyes de Gaél, parada en el umbral de su pobre palacio, entre, se lo suplico.
Un bando prodigiosamente grande de palomas vino a posarse sobre el tejado de la casa. Este quedó blanco como si una copiosa nevada hubiese caído sobre él. Las palomas todas, sin fallar una, eran blancas. En la pared enjalbegada de la casa, encima del amplio corredor con rejas de madera se abría un ventanillo que daba acceso al palomar.
Pero ¿Y después? Cuando no pueda voltejear por la montaña, ni remover la tierra de mi huerto, ni tenga negocios que tratar con mis colonos, y usted esté ocupado en sus quehaceres profesionales, y don Sabas en los de su ministerio, y vuelvan las celliscas desatadas, y las horas sin fin, y las noches eternas, ¿qué me hago yo en las soledades de este palomar, sin la naturaleza y las aficiones de mi tío, o de don Sabas o de usted?
El señor Anselmo y don Benigno alimentaban pasión inextinguible por estos animalitos. Cada cual tenía su palomar, sus castas, sus procedimientos de cría, y sobre tales extremos se enredaban a menudo en largas y vivas discusiones. Los demás escuchaban gravemente sin atreverse a decidir, subiendo y bajando el vaso del mostrador a los labios con religioso silencio.
Palabra del Dia
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