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Actualizado: 14 de mayo de 2025
Diz que narran del mundo la primera alborada, del sol el primer beso que su seno encendió, cuando miles de seres surgieron de la nada, y el abismo poblaron y la cima encumbrada y doquiera su beso fecundante estampó.
Ya el ejército domina una encumbrada colina, y al fin al contrario ve sobre la encantada tierra, que de Elvira la alta sierra se tiende fértil al pié. Y ya venciendo á la aurora puro el sol las cumbres dora, y á su roja ardiente luz reflejan centellas puras, las brillantes armaduras del Profeta y de la cruz.
En su juventud había habido siempre algo de vano en todos sus propósitos ambiciosos: había puesto la mira en fines confusos o efímeros y poco elevados: en distinguirse en un torneo o en alguna otra empresa caballeresca atrayendo la atención y conquistando el afecto de alguna dama hermosa, encumbrada y noble.
Yo amo la libertad como un medio, y el progreso como un fin; pero los amo de una manera vaga y encumbrada y comprensiva, que se presta en la práctica a mil interpretaciones. Así es que por un lado me amoldaría a casi todos los partidos medios, aceptando sus principios, y por otro lado sería rebelde o indisciplinado en todos los partidos, porque sus prohombres no me satisfacen.
Las señoras, por lo general de medio pelo, que se allanaban a ir a la tertulia, no parecían sus iguales, sino las acompañantas y servidumbre de una princesa o las figurantas y coristas que rodean en el escenario a la encumbrada y aplaudida prima donna.
El espectáculo de la civilización, ¿ha dominado al fin su rudeza selvática, y quiere vivir en el seno del lujo y de las comodidades? Yo creo que todas estas causas reunidas aconsejaron a Facundo su mal aconsejado viaje a Buenos Aires. El poder educa, y Quiroga tenía todas las altas dotes de espíritu que permiten a un hombre corresponder siempre a su nueva posición, por encumbrada que sea.
Anduvimos este dia tres leguas, por haber parado á mediodia. El 13 caminamos al salir el sol, y á poco paré, por haber enfermado, y me mantuve el 14. El 15 caminé á las diez del dia: á la legua se halla una canal, con sonda de menos de vara: sigue una encumbrada barranca al lado del N, como de una legua.
Este tal Caballero de los Leones, que no ha mucho que se llamaba el de la Triste Figura, envía por mí a decir a vuestra grandeza sea servida de darle licencia para que, con su propósito y beneplácito y consentimiento, él venga a poner en obra su deseo, que no es otro, según él dice y yo pienso, que de servir a vuestra encumbrada altanería y fermosura; que en dársela vuestra señoría hará cosa que redunde en su pro, y él recibirá señaladísima merced y contento.
Así conoció a Leticia Espinosa y a Sagrario Miralta, vástagos ambas de la más encumbrada aristocracia española, las cuales habían entrado en el colegio un año antes que ella. Leticia, contra lo que su nombre declaraba, era una morena triste, o, mejor dicho, serena y algo fría, como esos días de otoño, de poco sol, de que tanto gustan los espíritus contemplativos y melancólicos.
En su pacífica y laboriosa vida, Emilia, mujer de buen fondo y excelente corazón, se había curado de aquellas tonterías de aparentar y suponerse persona encumbrada.
Palabra del Dia
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