United States or Sri Lanka ? Vote for the TOP Country of the Week !


En Paris se satisfacen todos los gustos, todos los deseos, porque se da culto al placer y se ha estudiado hasta la perfeccion la manera de aturdirse en lo frívolo. Los cafés y restaurants de Paris no pueden contarse, tan fabuloso es su número.

Del estado de la ciencia náutica entonces, de las cartas, instrumentos, fórmulas, de que en la navegación se pudieron utilizar, también se ha hecho estudio auxiliar de los otros; con todo, no satisfacen en junto á la curiosidad, deseosa de penetrar cuanto atañe á la vida de los expedicionarios en su temerosa empresa.

Ahora estamos en uno de esos paréntesis fastidiosos, o compases de espera, como los llama el comandante, que los deplora bastante menos que yo. Llevo tres días sin ver a los señores de Peleches más que un ratito al anochecer; y como las horas desocupadas se me hacen siglos y el tiempo está hermoso y los entretenimientos viejos del Casino no me satisfacen, el yacht lo paga.

Las poesías que satisfacen y deleitan plenamente por su mérito á cuantos las conocen, excitan ordinariamente el deseo de conocer, también en toda su extensión, la vida de su autor.

Quiero aniquilarme; quiero reposar en completa calma, dando paz al pensamiento y á la imaginación siempre ambiciosa. ¡Cuántas equivocaciones en tan breve tiempo! Ni el amor, ni el placer, ni la gloria, ni la religión, ni la ciencia me satisfacen. El lugar de paz y de contento perdurable con que soñaba para pasar la vida, no se encuentra en parte alguna.

Estos quince días obligatorios para los que satisfacen cédula de 9.ª clase, son irredimibles, concediéndose la redención solo de hombre por hombre, y pagando una multa de medio peso, en el papel al efecto creado, por día de inasistencia.

Los espíritus no se satisfacen con solas impugnaciones: desean una doctrina que sustituya á lo impugnado: quien impugna niega; y el entendimiento no se contenta con negaciones, ha menester afirmaciones, porque no puede vivir sin la verdad positiva.

Sobre estos nuestra gente revolviendo Pelea, y ellos rostro y cara hacen: Los otros al socorro muy corriendo Acuden, mas los nuestros los deshacen. Volvieron á romperlos, y rompiendo Los mozos sus deseos satisfacen, Que tantos por el suelo van rodando, Cuantos caballo y lanza van tocando.

Pero ¿es esto lo que en realidad acontece? ¿No es, al revés, frecuentísimo el que, por vanidad, por moda, por capricho, o por extravagancia, demos lo necesario, no ya por lo superfluo, sino hasta por lo dañino? Se dirá que ambos cambiantes satisfacen una necesidad, y que en este sentido ganan.

Y por otra parte, el despilfarro de esos provechos, casi siempre en cosas deleitables para la colectividad ó que satisfacen y lisonjean su orgullo, prueba que no hay grande egoísmo en el individuo que los ha logrado, é inclina á creer que la codicia jesuítica más que viciosa es poco juiciosa.