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Actualizado: 24 de junio de 2025


¡Soltero también! exclamó don Simón sin poder disimular su alegría. ¿Y qué le choca? Nada, nada rectificó, aturdido, el candoroso diputado ; sino que, como lo decía usted a continuación de su apellido, ¡ja, ja, ja!, me hizo mucha gracia.

«Ja, ja, ja... nos llama tías... exclamó Guillermina echándose a reír cual si hubiera oído un inocente chiste . Vaya con el excelentísimo señor... ¿Y piensa que nos vamos a enfadar por la flor que nos echa? Quia; yo estoy muy acostumbrada a estas finuras. Peores cosas le dijeron a Cristo. Señora... señora... no me saque la dinidá; mire que me estoy aguantando... aguantando...

¿Es usted de Guadalajara o su provincia? , señora. ¿Tiene usted una sobrina llamada Doña Patros? No, señora. ¿Dice usted la misa en San Sebastián? No, señora: la digo en San Andrés. ¿Y tampoco es cierto que hace días le regalaron a usted un conejo de campo?... Podría ser... ja, ja... pero no recuerdo... Sea como fuere, Sr. D. Romualdo, usted me asegura que no conoce a mi Benina.

Son atroces, ¡ja, ja, ja!... Que diga mamá si empondero ni tanto así... Porque, hija, ¡nos tienen sacudida cada patada en la boca del estómago!... Y así durante quince minutos, sin que nadie pudiera meter baza en la conversación.

Ven, monina; ¡qué pícara es! tiene tus ojos, Gregoria. La besó, y la muchacha, en vez de devolver la caricia, soltó una carcajada estridente. ¡Ah! la tía Silda, ¡ja, ja, ja, ja! Y salió del cuarto riendo y haciendo cabriolas. Es una loca observó misia Gregoria, está furiosa porque nos vamos al Frigal, ¡figúrate!

Mira, esta noche le voy a sentar junto a ti, a ver, si después de la cena se atreve a decírtelo.... Pregúntaselo misma.... ¡Visitación! estás loca.... Ja, ja, ja... ahí le tienes... ahí le tienes.... Ya me contarás.... La de Olías de Cuervo soltó el brazo de Ana y desapareció entre los grupos que dificultaban el tránsito por el salón estrecho.

Por mi parte, puedo deciros que siempre la creí una locura; mas desde anoche comienzo á comprender la pasión del escultor griego. Dadas las especiales condiciones de tu nueva dama, creo que no tendrás inconveniente en presentarnos á ella. Pero... ¿qué diantres te pasa?... diríase que esquivas la presentación. ¡Ja! ¡ja! ¡ja! Bonito fuera que ya te tuviéramos hasta celoso.

No estará tan bien alojado como aquí, ni tendrá tan guapa mesonera, ¡ja, ja, ja! pero le daremos cariño largo y lo mejor de lo de casa; y... algo es algo, ¡ja, ja, ja! De todos modos, no es puñalada de pícaro todavía, y pueden ustedes ir formando su composición de lugar para cuando volvamos a vernos. Porque hemos de volver a vernos, ¿no es verdad?

¡Ja, ja, ja! venía a decir, con la garganta y las narices ... ¡Ya están dándole vueltas!... Allá dentro, bien os oigo, miserables, no os ocultéis... bien os oigo repartiros mi dinero, ladrones; ese oro es mío; esa plata es del cerero.... ¡Venga mi dinero, señora doña Paula... venga mi dinero, caballero De Pas, o somos caballeros o no... mi dinero es mío! ¿Digo, me parece? ¡Pues venga!

Yo, por ejemplo... verbigracia, yo». Entrole una risa convulsiva. «¿Y de qué te ríes, pánfila? se dijo a misma . Más honrada eres que el sol, porque no has querido ni quieres más que a uno. ¿Pero estas... estas?... Ja ja ja. Cada trimestre hombre nuevo, y virtuosa me soy. ¿Por qué?

Palabra del Dia

lanterna

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