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Actualizado: 10 de junio de 2025


Pero todos estos méritos, que habían producido el milagro de la redención moral de Antonio Zapata, no bastaban a defenderle de la pobreza. Vivía el matrimonio en un cuartito de la calle de San Carlos, que parecía el interior de una bombonera, y apenas se entraba en él se veía en todo una mano hacendosa.

Hullin detuvo el paso, pensando en la vida tranquila, apacible, que abandonaba quizá para siempre; en su cuartito, tan abrigado en invierno y tan alegre en la primavera, cuando abría las ventanitas para que penetrase la brisa de los bosques; en el tic-tac monótono del viejo reloj y, sobre todo, en Luisa, en su buena y querida Luisa, hilando silenciosamente, con los ojos bajos, cantando alguna antigua canción, con voz pura y penetrante, durante las horas del atardecer, en que ambos se consumían de aburrimiento.

Terminado el diálogo se despidieron, y Millán se fue: Pepe entró al cuartito donde trabajaba y, a solas, se dejó caer sobre una silla, casi llorando de rabia y de vergüenza. En aquel momento, hubiera sido capaz de ahogar a Tirso entre las manos. El ruido que hicieron algunos cajistas al marcharse le distrajo de pronto y, mirando al reloj vio que faltaba poco para la hora de la cena.

Las he visto en las regiones etéreas. ¿No entiendes? En el paraíso del Teatro Real. , allá van alguna vez. Son dos chicas, Emilia y Leonor. Trabajan mucho, cosen a máquina; pero ganan tan poco... Me han cedido un cuartito con balcón a la calle. Antes no si lo ocupaba un señor sacerdote. Necesitan ayudarse las pobres. Son muy buenas. Mi padrino D. José es el tipo más célebre del mundo».

No podían ser más sencillas sus costumbres: habitaba un cuartito bajo detrás de la tienda en compañía del mancebo y una cocinera vieja que arreglaba sus fugaces refacciones: dos o tres veces por semana comía en casa de Rivera, y una que otra se autorizaba el lujo de entrar en un restaurant y engullirse un cubierto de diez reales; jamás iba al teatro, pero tenía dos pasiones decididas, los toros y los sermones, las cuales procuraba ocultar porque entendía que la primera era una flaqueza, y dejar ver la segunda acusaba vanidad o jactancia.

Era un cuartito con una tronera alzada sobre el alero del tejado; nadie le habitaba, y ella solía subir allí a ver cómo el sol pasaba por el valle, a mandar un beso a la torre lejana de Luzmela y una oración al alto cementerio, donde su protector dormía ajeno a tanta desventura. Se oía desde el alto rincón la voz recia del Salia, acordada en eterno cantar glorioso.

Entre la calma y la media luz de un cuartito, un buen anciano de pómulos rojos, arrugado hasta la punta de los dedos, dormía embutido en un sillón, con la boca abierta y las manos en las rodillas. A sus pies, una niñita con traje azul, esclavina grande y capillo pequeño, el traje de las huérfanas, leía la Vida de San Ireneo en un libro más grande que ella.

Era indispensable buscar albergue; después trataría de curar a Mordejai de su sarna o lo que fuese, pues abandonarle en tan lastimoso estado no lo haría por nada de este mundo, aunque ella se viera contagiada del asqueroso mal. Dirigiose con él a Santa Casilda, y hallando desocupado el cuartito que antes ocupó el moro con la Petra, lo tomó.

Á tal punto rivalizaban ambos cónyuges en agasajar á su hija. Demetria se volvió á la cocina, que ocupaba toda la planta baja de la casa. Sólo en un ángulo habían fabricado con tabiques de tabla un cuartito para el pastor. En otro de los ángulos había un gran montón, que llegaba al techo, de leña.

He tenido la sorpresa de encontrar en el mismo piso de nuestra casa un encantador cuartito decorado para de un modo precioso. Máximo ha sido el encargado de arreglarlo y quien lo ha escogido todo, y no puede usted figurarse qué fresco, qué lindo y de qué buen gusto es. Mi cuarto tiene dos ventanas a un jardinillo rodeado de altas tapias, cuya fealdad está cubierta por un tapiz de hiedra.

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