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Actualizado: 10 de junio de 2025


Mi marido me entrega ciento veinte pesos mensuales y los frutos naturales que proceden de nuestras dos fincas, para sostener la casa y pagar el colegio de Alfonso, lo cual es más que suficiente. Cada día admiro más las prodigalidades de la divina Providencia para con nosotros. Mi cuartito está muy bien arreglado, y cuantos nos visitan dicen que es muy bello.

Cristeta e Inés quedaron juntas en el cuartito; la segunda decía: Con la Jesualda no estará usted mal; es formalota y no tiene mala vecindad; abajo, una viuda y su hija que cosen para el corte; en el segundo, una tal Mónica, que tiene huéspedes de medio pelo, ¡figúrese usted en aquel barrio qué huéspedes ha de haber!; arriba, un militar retirao que vive con una que dicen si es sobrina u lo otro; y en el sotabanco, la madre del niño y la sobrina, que ahora las llamaré.

Con todo lujo de detalles acudió a su imaginación aquella velada inolvidable, y pensó en su cuartito, en el tabaco esparcido sobre la mesa, en el orgullo y el entusiasmo con que escribió aquellas líneas firmes y enérgicas... No tenía mas que arrancar las páginas y enviárselas a la muchacha.

Hay un cuartito que comunica con el salón de actos, desde donde se oye todo divinamente. A ese cuartito irán algunas personas que no gustan de mezclarse con el público, por razones dignas de respeto; por ejemplo: Escobar, el Aligator. ¿Cómo se iba a sentar él, con aquella ropa de pordiosero, al lado de las señoras? En suma: que usted viene con nosotros.

Nada calló; ni el auxilio recibido de Inés, ni la complicidad de don Quintín, ni el alquiler de la berlina, ni el precio de aquel pobre cuartito, ni sus muchas y amargas lágrimas.

Finalmente, la resuelta chula, no pudiendo sufrir más aquella situación y convencida de que su padre iría donde le llevasen si se le sujetaba fuertemente por el cuello, aceptó la proposición que tiempo hacía le había hecho D. Laureano: irse a vivir a un cuartito independiente que él le alquilaría. Pero no había necesidad de escaparse.

Durante toda la noche la oyó Juan Claudio ir de un lado para otro en su cuartito, hablando a solas como si se felicitara a misma, pronunciando el nombre de Gaspar y abriendo cajones y cajas para buscar, sin duda, algunos recuerdos que le hablasen de amor. Así el pajarillo, sorprendido por la tormenta, tiritando aún, comienza a cantar y a saltar de rama en rama, al salir al primer rayo de sol.

Lo demás lo he gastado en ese lujo de que hablas, en alquilar este cuartito y ese coche que has visto, en tener niñera, una chica que, a pesar de tu experiencia, te ha engañado como a un chino, y en que unas pobres gentes me dejasen por unas cuantas veces ese niño a quien yo he vestido y de quien te has figurado... ¡No me mientes eso!

Al llegar a París buscó un cuartito amueblado en lo más céntrico; alquiló coche, compró caballo, se hizo socio de dos clubs aristocráticos y comenzó a hacer la vida a que sus convicciones filosóficas le arrastraban.

Salimos, pues, juntos, y haciendo comentarios sobre las actrices, bastante escandalosos por cierto, dirigimos nuestros pasos a una tienda de montañeses que Suárez conocía en la plaza del Pan. Entramos, pasamos por en medio de varios parroquianos y fuimos a sentarnos en un cuartito de la trastienda, alumbrados por una lámpara de petróleo colgada de la pared.

Palabra del Dia

lanterna

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